Al portador

Escrivá calienta por si sustituye a Calviño

«La gran ambición del ahora ministro en funciones de la SS es ser el máximo responsable de la economía española»

Eurípides de Salamina (480-406AC), uno de los tres grandes poetas trágicos griegos junto con Esquilo (525-456AC) y Sófocles (436-406AC), escribió hace 2.500 años la que podría ser una crónica de la inauguración de la XV legislatura: «Mi lengua promete, pero mi mente no ha prometido». El autor de Medea describió, mejor que nadie, el espectáculo esperpéntico en el que decenas de diputados «prometen», «por imperativo legal» y por los motivos más variopintos, la Constitución, pero solo de palabra porque su mente y sus actos la rechazan. Eurípides también reformó la estructura de la tragedia ática tradicional, no sin polémica, porque introdujo la fórmula antinatural –en Medea es un dragón que salva a la protagonista– de solucionar un conflicto o de encontrar un desenlace. Puigdemont sería hoy –y en las próximas semanas– ese dragón que proporcione una salida antinatural y temporal al limbo político español, lo que no descarta, por supuesto, otras sorpresas. Hagan lo que hagan los diputados de Junts, nada indica cuál vaya a ser su actitud futura, algo que se supone que sabe Sánchez.

La neonata XV legislatura es democrática y a pesar del panorama confuso tampoco es antinatural, lo que no impide que los pactos que alumbre sí lo sean. El inquilino de La Moncloa, si renueva el contrato, tiene la cintura necesaria –y la capacidad de cambiar de opinión– para manejarse con unos y otros durante meses, incluso años. La extrema izquierda se le puede rebelar y también los «indepes», pero en asuntos de Estado y de sentido común el PP podría verse obligado –si una moción de censura es inviable– a apoyarle para evitar males mayores. Ya ocurrió en la legislatura pasada. Puede ser un calvario, pero Sánchez siempre tendrá alguien al lado que le recuerde que Churchill (1874-1965) recomendaba que «cuando atravieses el infierno, no te detengas». Los periodos confusos también son oportunidades para los más avispados. José Luis Escrivá, ministro en funciones de la Seguridad Social, calienta en la banda para relevar a Nadia Calviño al frente de la economía si la «vice» se va a presidir el Banco Europeo de Inversiones. Es su gran ambición. Confía en Sánchez, que ha podido decir algo, aunque su «mente no lo haya prometido», como escribió Eurípides.