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La España idílica de Sánchez y la apocalíptica de Feijóo
La gran paradoja es que ante el idílico escenario que pinta el presidente, todas las encuestas –lo Tezanos es quizá otra cosa– pronostican un hundimiento electoral del PSOE
Friedrich Nietzsche (1844-1900), que tanto escandalizó en su tiempo y también en otros, y que era algo-bastante cenizo, defendía que «a lomos de todas las paradojas se cabalga hacia todas las verdades». Ayer, casi al mismo tiempo, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo cabalgaron sobre las suyas. El primero persigue mantener el mayor tiempo posible e incluso renovar el alquiler de La Moncloa. El segundo, desalojar al inquilino actual y después instalarse en el mismo sitio. El presidente, en su balance mitinero prevacacional describió un país idílico, de los mejores del mundo, en el que cada vez trabajan y viven mejor más ciudadanos, con menos desigualdades y un Estado del Bienestar más fortalecido. Un país que este año recibirá a cien millones de turistas y «cien millones de personas no pueden estar equivocadas», dijo sin pestañear el líder del PSOE que, eso sí, no tiene más remedio que reconocer que la «vivienda es el gran problema». Sin embargo, eso apenas empaña el paisaje paradisíaco de España, «la quinta gran economía más sostenible del mundo», apunta el presidente según un informe de la Universidad de Yale. «Es falso también –insistió ayer– que los españoles sean más pobres», que viven en «un país con las calles más seguras del mundo, o casi». La gran paradoja es que ante el idílico escenario que pinta el presidente, todas las encuestas –lo Tezanos es quizá atra cosa– pronostican un hundimiento electoral del PSOE y en algunas su propia valoración figura en la cola de los principales líderes. Sánchez, además, celebra que España ha sido el país que más fondos que no hay que devolver ha recibido de la Unión Europea –55.000 millones–, algo que equivale a ensalzar las virtudes de vivir de la caridad ajena. Para él, los fondos europeos son algo así como el sustituto de los Presupuestos, algo que no deja de ser otra paradoja. Alberto Núñez Feijóo, líder de la oposición, lo ve todo muy diferente y su visión de la actuación del Gobierno es casi apocalíptica. Gallego, pero duro como el pedernal, habla del «Gobierno del apagón, de las Jesicas y Koldos, de la corrupción, de la prostitución y de los berrinches en la OTAN». También defiende que «todo funciona cada vez peor» y espera convencer a los españoles para que lo aúpen a La Moncloa. Tiene claro lo que quiere hacer, pero quizá necesite, además, ilusionar algo más a su clientela, a la propia y a la que espera prestada. «Toca hacer limpieza y la haremos», insiste. Ahora, no obstante, es todavía el tiempo de cabalgar sobre paradoja hacia todas las verdades, como decía Nietzsche.
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