Y volvieron cantando
Estómagos agradecidos e «involución»
No hay más que comprobar las toneladas de inquina trufada de infantilismo que destila el manifiesto en cuestión.
Nos desayunábamos en el arranque de la semana con uno de esos ataques de «dignidad» en forma de manifiesto acompañado de kilos de sales contra el sofoco a los que periódicamente nos tiene acostumbrados el «equipo médico habitual» de palmeros del gobierno más convertido que nunca en unidad de quemados para aliviar a un ejecutivo chamuscado. No me detendré en el elenco del centenar aproximado de nombres adheridos al manifiesto «contra los intentos de involución», porque son los de casi siempre cuando se toca a rebato, pero si les plantearía a estos firmantes algunos interrogantes a propósito de lo que para ellos significa un peligro real de involución, máxime acomodados como están en su discurso sectario y nostálgico de la España de tazón o lo que es peor, sumido en la supina ignorancia en unos casos e interés de estómago agradecido en otros, que supone el «raca raca» de la temida llegada de las derechas al poder, por cierto no sobre un caballo de Pavía sino a lomos de las urnas. No hay más que comprobar las toneladas de inquina trufada de infantilismo que destila el manifiesto en cuestión.
A los más que contados (porque son los que son) artistas, catedráticos, periodistas o ex ministros socialistas firmantes de semejante bodrio les interrogaría sobre su escala de valores a la hora contemplar el termino «involución» y en qué nivel del mismo sitúan –a saber– hechos contantes y sonantes como cambiar el código penal para acelerar la excarcelación de violadores, como negociar con herederos políticos del terrorismo siendo socios preferentes, poner todo un país a los pies de un prófugo de la justicia, gobernar virtualmente sin asumir el deber constitucional de presentar unos presupuestos, contemplar la imputación –caso del jefe del ejecutivo– de familiares directos, ex números dos de la máxima confianza y el mismísimo fiscal general, tratar de presionar y amedrentar a jueces y periodistas situándolos en conspiraciones «fachosféricas», entregar la gestión total de IRPF a una comunidad en detrimento de la caja única del estado poniendo en peligro los servicios generales, enhebrar operaciones de «fontanería» para dinamitar labores de la UCO o pagar a escorts de catálogo con dineros públicos entre otras lindezas. Y hablan de peligro de involución. Sabina y otros ya no están en esa «heroica» lista. Se cayeron del guindo y eso ya es un dato.