El trípode
¿Estrategia sanchista maquiavélica?
Ese escenario alternativo podría consistir en ir a la investidura y no conseguir la confianza de la Cámara por no aceptar el chantaje del separatismo catalán como precio.
Como la lógica de la política entendida como servicio para promover el bien común de los ciudadanos y el interés general del país no es de aplicación a Sánchez, con sus «cambios de opinión» tan frecuentes como diversos, pero siempre coincidentes en ser los convenientes al interés y bien particular de su persona, no cabe descartar la hipótesis de que toda esta escenografía interminable de su investidura, sea una mera cortina de humo para ocultar su auténtica estrategia: otra repetición electoral. Desde luego, es una mera hipótesis y en apariencia menos probable que una indigna investidura –con ley de amnistía, referéndum «consultivo» y lo que haga falta–, aplicando el aforismo de que «más vale pájaro en mano que ciento volando».
Decimos «otra repetición» porque en cuantas elecciones se ha presentado como candidato socialista a la presidencia del Gobierno o a la reelección, ha sido necesaria una repetición para investir al vencedor en la contienda, cosa que no había sucedido nunca hasta que él asumió la Secretaría General del PSOE. Ese escenario alternativo podría consistir en ir a la investidura y no conseguir la confianza de la Cámara por no aceptar el chantaje del separatismo catalán como precio. En esa hipótesis, en su campaña electoral posterior enfatizaría su compromiso con la Constitución y la unidad nacional, y dejaría a Feijóo sin argumentos y con el PP en una muy difícil situación.
Una variante de esta hipótesis podría consistir en renunciar a presentarse a la investidura y hacerlo público durante el debate con Feijóo, lo que acentuaría su golpe de efecto ante la opinión tanto pública como publicada. Es ciertamente maquiavélico (muy acorde con las características que rodean al personaje), aunque arriesgada, porque «cien pájaros volando» no es seguro que sean cazados. En todo caso, no parece apuntar en esta dirección haber cedido ya al bochorno de convertir el debate de Feijóo en un sucedáneo de la Torre de Babel, con los diputados comunicándose entre sí con traducción simultánea en menoscabo de la lengua española oficial del Estado que todos conocen. Por lo demás, ésta seguro habrá sido la utilizada por Ortuzar en su encuentro con Puigdemont, en el que no aparecían con pinganillo en las imágenes. Además de ese pago y también por adelantado, en auténtico fraude de ley, han concedido grupo parlamentario en el Congreso a ERC y Junts, que les fue negado por sus votantes, y que les proporciona un importante plus de visibilidad política y recursos económicos. La cuestión es que el PP ha hecho lo propio en el Senado.
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