Cargando...

Insensateces

Estrellas

Las estrellas de cine están en nuestros sueños pero nunca en nuestras vidas. Porque en nuestras vidas les encontraríamos, como al resto de seres humanos, algunas costuras rotas

Esta semana se ha muerto Robert Redford y han pasado cinco días y parece que fueron mil. Las estrellas del cine es lo que tienen, que forman parte de tus sueños pero nunca de tu vida. En noviembre de 2012 estuvo el actor en Madrid para presentar el canal de cine que se iba a incluir en una plataforma, un canal con las películas que salían de su festival, el de Sundance, del que sacó nuevos talentos y la fama de una implicación ética que iba mucho más allá de su exitosa carrera. Ese noviembre de 2012, yo recibía una invitación para asistir al acto en el que Redford iba a presentar su incorporación a la plataforma española. Así que fui y pensé: cuánta gente de Albacete ha estado en la misma habitación que Robert Redford. Así que fui y me dijeron: no puedes dirigirte a él a menos que él lo haga y no puedes tocarle. Y pensé: qué creen que le voy a decir. O mejor: qué cree él que le va a decir alguien que sabe que no se le puede hablar ni rozar. Así que fui, efectivamente y, efectivamente, ahí apareció Robert Redford, cogido de la mano de una señora vestida como de madrina de boda pero, la otra le quedaba suelta. Y con ella, con esa manita libre, fue bajándola de la cintura hacia la nalga de algunas de las señoras presentes. Sin haberle dirigido la palabra, claro. Me pareció muy operado, muy bajito, más bajito de lo que yo esperaba. Me pareció bastante sin gracia, qué quieren que les diga.

Antes de que vayan Vds a decir que no es posible que Robert Redford me tocara el culo porque yo le gustaba, les diré que sé que no. Me lo tocó (y a alguna más) porque, simplemente, podía. La gran Jane Fonda lo advirtió después de la última peli que rodaron juntos: «tiene un problema con las mujeres». Dirán Vds que a qué viene todo esto. Dirán que se ha muerto y que ni le importaría estando vivo que yo les contara esto. Y tienen razón. Las estrellas de cine están en nuestros sueños pero nunca en nuestras vidas. Porque en nuestras vidas les encontraríamos, como al resto de seres humanos, algunas costuras rotas.