Aquí estamos de paso

De fábula

Dicen los del partido de Leire que ellos no sabían nada de todo esto. Pero no les parece mal

La voz de los oprimidos es femenina y arrastra la aspereza de las gargantas castigadas por el tabaco. Su metal es el de quienes se expresan en público y en privado con seguridad y dominio. Se llama Leire, Díez de apellido, y además de entusiasta defensora de las causas de los débiles se ve que tiene mano con los de arriba y capacidad de mover voluntades para solucionar tribulaciones de gente de bien. Ella, como los suyos, es víctima de la Camorra de la Guardia Civil, que es la nueva denominación que sus víctimas estiman debe asignarse a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, la famosa UCO que olfatea donde no debe y escribe informes que incendian almas puras. Es socialista. Milita en el socialismo gobernante y perseguido, y ha tenido responsabilidades en el PSOE de la Vega cántabra del Pas, seguro que vigoroso y peleón, ungido sin duda de la singularidad inconformista de cualquier pasiego que se precie.

Está pasando un mal momento Leire, porque algún desalmado o desalmada ha decidido conchabarse con la prensa de la fachosfera y filtrar unas conversaciones privadas con abogados y empresarios en las que se manifiestan sus intenciones de obtener información sobre Balas, el jefe de la Camorra, a cambio de trato preferente con la fiscalía, la abogacía del Estado y la Hacienda pública. Balas. El apellido le viene al teniente coronel de la UCO como un guante, dedicándose como hace a sacar los trapos sucios de la gente corriente y cumplidora con la consecuencia fatal de desestabilizarles, arrumbar sus prestigios, arruinar sus carreras, derribarles como un tiro desmadeja un cuerpo humano.

Pero no es intención de Leire acabar con él. Al menos directamente. Su trato con el lado oscuro y su interés por Balas y uniformes tiene como única motivación recabar material para un libro que está preparando sobre asunto indeterminado para una editorial aún por concretar. Se acerca a las víctimas, les ofrece su consuelo y ayuda. Éstas, cansadas del mangoneo de los guardias, las presiones de los políticos de oposición, y los relatos de informes plagados de mentiras interesadas, le abren sus puertas y le conceden el crédito de su conexión con el poder. No se preguntan cómo es posible que una periodista investigando sea capaz de comprometer su palabra con el respaldo de la autoridad administrativa. ¿Para qué? También ella es una víctima y si acude a ellos es con intención y equipaje. Aunque no se haya visto jamás caso alguno de periodista investigador que ofrezca lo que sólo el poder tiene en su mano.

Dicen los del partido de Leire que ellos no sabían nada de todo esto. Pero no les parece mal. Bien al contrario, puesto que ni piden investigación ni separan de militancia, que es lo que suelen hacer cuando alguien se sale de la fila. Quizá deberían hacerlo, dada la torpe iniciativa de pretender sacarle trapos sucios a la Unidad que saca los de los demás, y además con gente de tan comprometida situación, pero tampoco eso parece necesario. Si el objetivo es bueno y generoso, si se trata de destapar los manejos de quien osa contrariar a la élite oprimida, ¿a qué perder el tiempo investigando lo evidente?

Y punto final al relato. Si usted cree que lo que ha leído es cierto, es que realmente tiene un problema. Pero más lo tiene aún quien pretende que, casi punto por punto, sea esto lo que tengamos que tragar.