
Biblioteca Harley-Davidson
Filosofiasco
Vattimo quería negar la metafísica porque le parecía un intento de orden dominante. No supo ver los interesados réditos que iban a extraer algunos del victimismo.
No sé si alguien se acordará todavía de Gianni Vattimo, aquel filósofo italiano que a finales de los ochenta estuvo de moda porque gustaba de teorizar sobre la postmodernidad. Muchas de sus teorizaciones se fundamentaban sobre la más pura nada, pero era un tipo bienintencionado que simplemente tuvo la mala fortuna de que lo arrastraran los vientos de su época.
Cometió el error, muy habitual en los humanos, de confundir a los débiles con los desfavorecidos y, por eso, a ese tipo de filosofía le pilló totalmente a contrapié el ascenso de los Trump, los Orbán, las Meloni y los Milei, que acampan ahora por todo el mundo de una manera generalizada.
Al tipo de pensamiento que practicaba, Vattimo gustaba de denominarlo «pensamiento débil» y no fue capaz de ver que iba a degenerar en poco tiempo en simple «pensamiento llorica». Ahora, cuando todo el mundo ya sabe cómo actuar cuando se encuentra ante un victimista crónico, a ese tipo de intentos filosóficos solo les queda la única salida de deslizarse hacia una especie de «pensamiento legumbre», particularmente flatulento y absolutamente inoperante para los escenarios actuales con los que se encuentra el humano. Vattimo quería negar la metafísica porque le parecía un intento de orden dominante. No supo ver los interesados réditos que iban a extraer algunos del victimismo. Por esas rentas seguras, el victimismo no desaparecerá próximamente, sino que continuará bastante tiempo. Pero, cuanto más abunde el pensamiento legumbre, más se desarrollará su contrario –el pensamiento motosierra– para contrapesarlo por hartazgo.
Respeto mucho a los comehierbas. Si no les gusta la carne, soy partidario de que no la consuman. Pero que no se excusen para hacerlo en supuestas evidencias científicas, nunca suficientemente probadas. Y menos que pretendan que yo debiera abstenerme de ingerirla. Para equilibrar ese panorama entre legumbres y motosierras, la vuelta a la metafísica parece cada día más absolutamente imprescindible.
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