El trípode

El fútbol «desnortado», como el mundo

El Barça es una variante en ese modelo que se impone: en él se utiliza al Club como símbolo de un objetivo político disgregador, cuando existen numerosas peñas de aficionados culés presentes por toda España.

Que el Girona sea líder en la Liga de 1ª división, por encima del Real Madrid y del Barça, –al que acaba de derrotar a domicilio en su provisional estadio de Montjuic, por un contundente 2 a 4 junto a una auténtica exhibición futbolística, confirma que el fútbol ya no es lo que era. Una larga etapa de la Historia del «deporte rey» parece haber sucumbido ante el poder del dinero. Hubo un tiempo en el que se hablaba del amor «por los colores» para definir la identificación de un jugador con un determinado club, y hoy parece que el único color que existe es el del euro, o el del dólar. La conversión de un gran número de clubes en sociedades anónimas y muchos de ellos en manos extranjeras, parece haberlos transformado en meras «empresas futbolísticas» cuyo objetivo en el beneficio económico. Los presidentes antaño eran personas reconocidas como grandes aficionados y totalmente identificados con la historia y los colores de la camiseta del equipo del Club. Con honrosas excepciones, y que deseamos fervientemente se mantengan para bien del «deporte rey», el panorama actual es poco esperanzador al respecto. El Barça es una variante en ese modelo que se impone: en él se utiliza al Club como símbolo de un objetivo político disgregador, cuando existen numerosas peñas de aficionados culés presentes por toda España. Que la pasión por unos colores en particular y por el fútbol en general éste en decadencia, no debe extrañar contando con unos dirigentes como el tándem Rubiales y Tebas para la Federación y la Liga, y como fruto unas campeonas del mundo cuyo triunfo se convierte en una conquista para el feminismo político e ideológico, y un patético «beso» en la noticia mundial del campeonato. Pero sería injusto pensar que ese fenómeno es privativo de nuestro país. Eso es consecuencia de un mundo desnortado que es capaz de llevar al golfo Pérsico la cumbre climática, la COP, para pedir en aras de la sostenibilidad del Planeta –de la «Madre Tierra»–, el abandono de los combustibles fósiles que tienen allí sus mayores yacimientos. «Poderoso caballero es don dinero» y la Asamblea de la FEF también se reúne en Dubái, que como es sabido no consta sea –al menos de momento– la capital de España. Volviendo al fútbol, los domingos eran el día grande con los partidos de primera división en horario que formaba parte de la rutina habitual del país. El Mundial con la Selección, y la Copa de Europa, la Recopa y la del Rey, con los clubes, eran una sinfonía de pasiones, de alegrías y frustraciones. «Sic transit…».