Biblioteca Harley-Davidson

Gallardía

La gallardía de los héroes de Valencia reside en que lo último que les preocupaba era que les filmaran. Ellos estaban allí para salvar vidas ajenas, no para que los vieran

Yo no sé si nos damos cuenta de hasta qué punto el incendio de Valencia (que ya ha sido una tragedia de por sí) podría haberse convertido en una catástrofe todavía más extensa de no haber sido por el absoluto heroísmo de unos bomberos que, más allá del deber, se jugaron su propia vida para salvar a sus semejantes. Esos tíos, que tuvieron una manera de abordar su tarea profesional puramente épica y totalmente generosa, son después señores muy cotidianos y normales. Son del tipo civil medio, que pasan por la vida dedicados a lo suyo sin levantar expectación. Lo más grandioso de ellos es que los riesgos que asumen en esos momentos extremos siempre tienen como finalidad proporcionar un bien o evitar una dolorosa desgracia a sus semejantes.

En un tiempo en que lo más frecuente en los medios de comunicación es el exhibicionismo de fantoches presumidos, la valentía asertiva de estos profesionales toma para mí unas dimensiones de Olimpo griego.

Compárenlos con los fanfarrones de los deportes extremos, que escalan edificios o se tiran por las laderas de montañas de élite sin conseguir con ello nada constructivo para sus semejantes. Los deportistas extremos van en pos de un fin vano. Se acarician el propio ego explotando la debilidad humana que padecen las muchedumbres en general de emocionarse hasta lo indecible –siendo testigos del azaroso peligro que corre otro ser humano– mientras sus componentes se encuentran a salvo. Por eso siempre necesitan filmar sus acciones para ser vistos y que les den «likes». Simple y sórdido asunto de vanidad y ego. No digo que no sean valientes, pero carecen de gallardía.

Desprecio a la muchedumbre digital. Aprecio al ciudadano digital, pero escupo sobre esa masa amorfa de «likes». Nunca des «likes». La gallardía de los héroes de Valencia reside en que lo último que les preocupaba era que les filmaran. Ellos estaban allí para salvar vidas ajenas, no para que los vieran.