Sin Perdón

Garamendi, ¿el falso autónomo?

En el Reino Unido, Italia, Alemania o Francia lo hubieran nombrado director general con un sueldo a la altura de sus responsabilidades

No tengo ninguna duda de que el primer funcionario de la CEOE debe tener un sueldo a la altura de sus responsabilidades. En cambio, no entiendo que esta condición corresponda al presidente de la patronal, ya que debería ser su secretario o director general. El problema de la CEOE es que los empresarios, no me refiero a los directivos de empresas, han optado por el absentismo y ceder sus responsabilidades a un empleado. El presidente de la patronal francesa es Geoffroy Roux de Bézieux, un conocido y exitoso empresario miembro de una familia ennoblecida por Luis XV. No es un aristócrata consorte. Cuenta con una brillante formación en la ESSEC y un máster en la Universidad de París. Hasta fue comando de la marina francesa. Ha creado varias empresas exitosas y preside, entre otras sociedades, Notus Technologies. No hay duda de que preside la patronal MEF por servir a sus colegas como su antecesor Pierre Gattaz, presidente y uno de los mayores accionistas del grupo Radiall. Ni el uno ni el otro necesitarían cobrar un sueldo de la patronal. El doctor Rainer Dulger es el socio gerente y propietario con su hermano de la multinacional ProMinent. Actualmente es presidente de la patronal alemana BDA.

Confindustria es la patronal italiana y tiene al frente a Carlo Bonomi, presidente del grupo Fiera Milano y consejero de diversas empresas, así como de la Universidad Bocconi. La Confederación de la Industria Británica (CBI) fue fundada en 1965 por un Estatuto Real. Su presidente es lord Bilimoria, un conocido empresario angloindio, miembro de una importante familia de militares, que es, además, canciller de la Universidad de Birmingham. La situación española es diferente. Al no ser un empresario, Garamendi ha necesitado un sueldo, como nos sucede a los españoles que trabajamos por cuenta ajena, para poder desempeñar el cargo. En el Reino Unido, Italia, Alemania o Francia lo hubieran nombrado director general con un sueldo a la altura de sus responsabilidades, con derecho a coche y conductor, así como algún consejo de administración para redondear sus emolumentos. El Ministerio de Trabajo, dirigido por su antigua amiga Yolanda Díaz, le quiere investigar para determinar si fue un falso autónomo antes de subirse el sueldo y firmar un contrato de alta dirección. Espero y deseo que todo acabe en un susto.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)