
Argentina
No hay gloria sin sufrimiento: La era Milei
El mandato del llamativo presidente argentino se acerca a su ecuador
Javier Milei cumplirá un año y medio de gobierno el próximo 10 de junio. En su campaña electoral, el entonces candidato aseguraba que el ajuste fiscal que debía implementar al llegar al poder supondría importantes costos sociales; sin embargo, «atravesar ese desierto» sería un camino necesario para estabilizar la economía argentina y, con ello, conquistar logros sociales en el largo plazo.
En términos generales, y con matices sujetos a debate, esa advertencia del libertario se está cumpliendo. Económicamente, Argentina registra cifras positivas. Por ejemplo, el déficit fiscal de 2023, que representaba el 6,1% del PIB, se transformó en un superávit del 0,3% en 2024. Además, en febrero de 2025 la actividad económica creció un 5,7% interanual, y el FMI proyecta un crecimiento del PIB del 5,5% para este año. ¿El costo social de estas cifras? Los salarios reales han sufrido una caída superior al 15% desde la asunción del nuevo gobierno. Entre noviembre de 2023 y octubre de 2024, se perdieron aproximadamente 187.000 empleos registrados, afectando tanto al sector privado como al público.
En este panorama, lo llamativo —y poco frecuente en ecosistemas político-electorales— es que cerca de la mitad de los argentinos siguen teniendo una imagen positiva del presidente. Es cierto que su popularidad ha descendido en los últimos meses; sin embargo, el pasado 18 de mayo, el movimiento oficialista, La Libertad Avanza, ganó las elecciones legislativas en la Ciudad de Buenos Aires, renovando 11 de las 30 bancas en juego y consolidándose como la segunda fuerza política en la capital. Estas elecciones han sido una prueba de fuego de cara a las legislativas nacionales del próximo 26 de octubre. En esos comicios se renovarán 127 de las 257 bancas de la Cámara de Diputados y 24 de las 72 bancas del Senado. Estas proporciones serán clave para que Milei profundice su proyecto libertario. De cara a esta cita electoral, que marcará un punto de inflexión en su gobierno, la mayoría de las encuestas mantiene al partido del presidente con una leve ventaja sobre el peronismo.
La luna de miel entre Milei y los argentinos ha terminado. Sin embargo, buena parte del electorado parece asumir con una dosis de racionalidad que el costo de las medidas económicas supone una medicina amarga, pero necesaria para la recuperación. Comprenden, al menos parcialmente, que dos décadas de gobiernos que sostuvieron una política económica irresponsable y ampliamente corrupta —con la excepción de los cuatro años de Mauricio Macri— deben ser corregidas si finalmente se aspira a un país con índices de crecimiento estables y una economía que, al menos, se acerque al promedio de sus vecinos en América del Sur.
En la economía y en la política, como en el deporte: No pain, no gain (“sin dolor no hay ganancia”). Milei lo anticipó en campaña; en términos generales, está cumpliendo. Y la mitad de los argentinos lo sigue acompañando.
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