Y volvieron cantando

Hipócritas y «puteros acreditados»

Choca de manera especial la determinación de un PSOE (donde el silencio de las mujeres ante casos de acoso de género es atronador) por expulsar de sus filas a los «puteros»

Dado que la fábrica de ocurrencias del Gobierno encuentra a estas alturas cada vez menos conejos en la chistera para engatusar al respetable, nada como recurrir a uno de los siempre manidos comodines, no solo entre los más hipócritas –y en no pocos casos laureados «puteros»–, como entre los escandalizados consumidores de sales anti sofoco frente a la actividad más antigua del mundo y tal vez más naturalizada a la hora de contemplar los conceptos de sórdidas transacciones crematísticas. Ahora resulta que el partido que sustenta al Gobierno, partido titular de un reconocido «curriculum» a la hora de gastar los dineros públicos o propios en servicios que no son precisamente bolsas de «chuches» se lanza por boca del mismísimo presidente a la cruzada de prohibir la prostitución en nuestro país (ya nos explicarán qué opinan de desarrollados países donde la prohibición es solo una pose que pone puertas a todo menos al campo) justo en un momento en el que se anuncian medidas contra la corrupción confundiendo el delito de la apropiación indebida o el del tráfico de influencias con el hecho de gastar lo robado en prebendas carnales y ante la evidencia de una inclinación al parecer bastante irresistible entre los «traviesos» del PSOE hacia las «Jesicas», los antros del sexo en Andalucía durante la época de los ERES, las fotos de catálogo y otras andanzas tan reales como dignas de privacidad, sencillamente porque no son a día de hoy ilegales. Todo un ejercicio de cinismo. Pero iniciativas del Gobierno aparte -que ya veremos dónde las coloca la cruda realidad–, choca de manera especial la determinación de un PSOE (donde el silencio de las mujeres ante casos de acoso de género es atronador) por expulsar de sus filas a los «puteros». Entonces, ¿debemos colegir que, entre los casi doscientos mil militantes socialistas, los inclinados al sexo de pago llevan en la solapa un distintivo que les señala como «putero potencial» o «putero susceptible de vigilancia» o «putero reinsertado»? ¿Realmente está el partido del Gobierno para estos seguimientos cuando no detecta ni a números dos que presuntamente se lo han llevado crudo?

La explotación de mujeres o la trata de blancas deberían ser delitos castigados con las máximas penas y ya están tardando los gobiernos en ponerse a ello. Otra cosa son los «gran hermano» y supercicutas de la pulcritud impostada. Si algunos ascensores hablaran…