Sin Perdón

La inmensa hipocresía del sanchismo con Bildu

«Las convicciones del sanchismo duran el tiempo que decide su líder y ahora toca criticar a Bildu»

Uno de los mayores éxitos de Sánchez ha sido blanquear a Bildu. Hace unos meses le regaló la alcaldía de Pamplona a cambio de recibir sus votos en el Congreso y ser investido presidente. A pesar de las mentiras y los encubrimientos de la izquierda política y mediática, la realidad es que está controlada por Otegi y el resto de los dirigentes del aparato político y militar de ETA. Con el fin de ampliar su base electoral, su líder no se presenta y han elegido una marioneta, un tal Pello Otxandiano, que es un abertzale que comulga, como es lógico, con el ideario de sus mentores. Es un radicalismo que le han inoculado desde la cuna, aunque, como aspecto positivo, no es un garrulo como muchos batasunos y es doctor en Ingeniería de Telecomunicaciones. No tengo ninguna duda de que es igual de temible que Otegi. Los socialistas ya tienen su némesis. ¿No querían blanquear al aparato etarra? Lo han conseguido. Los antiguos dirigentes de ETA han dado un paso atrás, para seguir controlando, y han puesto a Otxandiano que encaja mejor entre los jóvenes que no han conocido el terrorismo.

El problema es que el candidato es coherente con sus ideas y es leal a sus mayores, por lo que se ha negado a calificar a ETA como banda terrorista. A Sánchez le es igual, pero ha dado orden de que se sobreactúe para intentar que perjudique sus expectativas y beneficie al PNV. Al igual que sucedió en Galicia, su candidato no es Eneko Andueza del PSOE, sino Pradales, que es otra marioneta, en este caso de Ortuzar y el EBB del PNV. Los que se llenan la boca diciendo que el PSOE acabó con ETA y que tendríamos que estar contentos porque participen en las elecciones, han cosechado un ridículo espantoso. Los herederos de la banda terrorista se sienten muy orgullosos de ese pasado. Mientras tanto, Sánchez recorre el mundo en su ridícula cruzada para lograr el reconocimiento de Palestina. Al menos no le abuchean como sucede en España. Las convicciones del sanchismo duran el tiempo que decide su líder y ahora toca criticar a Bildu, aunque gobernaría el País Vasco con Otegi sin importarle otra cosa que su continuidad en La Moncloa.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).