Al portador

Lotería para distraer al destino con Sánchez y Feijóo

Sánchez ha cumplido, para la galería

George Bernard Shaw (1856-1950), autor de Pigmalión y premio Nobel de Literatura, explicaba que «la lotería es una manera de distraer al destino mientras hacemos nuestros planes». Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se reunieron ayer, con la cantinela del sorteo de Navidad de fondo, para alimentar la ilusión de que pueden entenderse y que si no ocurre es por culpa del otro. Fue un encuentro extraordinario que confirma la anomalía, en una democracia liberal, de que entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición no existe una línea de comunicación fluida, algo que siempre había ocurrido –con más o menos prevenciones y desconfianzas– hasta que Sánchez llegó a La Moncloa. Nadie esperaba mucho de la conversación entre los dos líderes y todo está ya casi olvidado por sobre el barullo de uno de los Gordos de Navidad más tardíos de la historia, a las 13,16 horas, justo cuando Feijóo comparecía para constatar que «se esperaba muy poco y hemos conseguido poco», aunque es posible que hubiera alguna sorpresa, eso sí, pendiente de confirmación.

El líder del PSOE tampoco esperaba casi nada del día de la lotería. Él ya resultó agraciado en el sorteo electoral del 23-J, cuando, como apunta un estudio reciente, apenas 11.000 votos en dos provincias, decantaron un resultado –legítimo, legal y limpio– que tiene algo/bastante de lotería cuando las diferencias de votos no son grandes. Ahora disfruta del premio, a pesar de que tiene que compartirlo con larga ristra de socios a los que debe de contentar un día sí y otro también. Sánchez ha cumplido, para la galería, con el compromiso de reunirse con su adversario que, sin embargo, quizá le ha metido en un lío porque deja la pelota en su tejado. Feijóo propone negociar la renovación del Consejo General del Poder Judicial con el sistema actual y, al mismo tiempo, cambiar las reglas de elección de los vocales, todo supervisado por la Comisión Europea. Sánchez, acaso sorprendido, habría admitido en parte la propuesta, según las explicaciones, poco contundentes y menos entusiastas, de la ministra Pilar Alegría. Acepta la intervención europea, pero pretende retrasar la modificación de la ley, aunque ahora acaso le resulte más difícil y es que al mago de requiebro Sánchez le ha salido un adversario duro y respondón. Además, hay acuerdo en una reforma mínima de la Constitución y discrepancia frontal en todo lo demás, mientras los líderes del PSOE y del PP distraen al destino, como la lotería, y hacen planes, que diría Bernard Shaw.