A pesar del...

Lula x 2

Resultó entrañable ver a Lula, que para los progres viene a ser una especie de Dios, atacar el «neocolonialismo verde» de los europeos

Los liberales disfrutamos cuando los antiliberales descubren por su cuenta los trucos del intervencionismo, que, por supuesto, ignoraron y despreciaron cuando éramos los liberales los que los denunciábamos. Me sucedió hace poco con este titular de El País: «Lula acusa a la UE de disfrazar leyes proteccionistas de inquietud ambiental».

Es cierto que la motivación del presidente de Brasil no era liberal sino redistributiva, porque quiere es que los países ricos «paguen para arreglar lo destruido a lo largo de 200 años de desarrollo industrial». Pero, dejando de lado este disparate, resultó entrañable ver a Lula, que para los progres viene a ser una especie de Dios, atacar el «neocolonialismo verde» de los europeos, que han vetado las importaciones de productos desde zonas deforestadas, lo que ataca las exportaciones de la Amazonia: «Medidas proteccionistas mal disfrazadas de preocupación ambiental no son el camino a seguir». ¡Olé!

En el mismo periódico vi otra noticia deliciosa, reflejada en estos tres titulares: «Lula lanza su plan económico estrella, con 320.000 millones»; «La inversión se hará en infraestructuras y transición ecológica»; y «El Gobierno mantiene su apuesta firme por el petróleo».

Aquí tenemos, por un lado, la antigua falacia keynesiana según la cual la economía es impulsada por el gasto, un espejismo del sentido común, porque el crecimiento depende del ahorro, no del gasto. La única novedad es que ahora los políticos hablan en sus planes de gasto público y privado. Declaró Lula: «Que los empresarios no tengan miedo, no queremos un Estado empresario, queremos un Estado inductor (del crecimiento)».

Siguiendo con la corrección política, estos planes supuestamente milagrosos estarán dedicados a las infraestructuras, como siempre, pero también, atención, a la «transición ecológica».

Y la maravillosa guinda: el plan intervencionista de Lula «para reactivar la economía, crear empleo y reducir la desigualdad» resulta que invertirá en 16 nuevas plataformas de extracción de petróleo y gas. Imagínese, señora, lo que protestarían los progres aquí si el Gobierno anunciara una firme apuesta por los combustibles fósiles. Pero Lula es Lula, y «El País», como si la cosa no estuviera clara, añade: «Aunque Lula ha hecho del medio ambiente uno de los pilares de su política exterior, no tiene ninguna intención de renunciar a explotar los combustibles fósiles y Petrobras sopesa ampliar incluso sus operaciones en la Amazonia».