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Sin Perdón

Marlaska, el primer sanchista del Reino

«A la izquierda le gusta el pensamiento único. Un ministro debería estar encantado de informar sobre cualquier ámbito de su competencia»

Sánchez no puede dudar de la ciega lealtad de Marlaska. Es un político comprometido en servir sus intereses. No es sorprendente, porque también lo estaba con el Partido Popular cuando quería ser Fiscal General. No hay que restar valor a los mercenarios en política, ya que tienen la imbatible ventaja de ser fieles mientras llegue la soldada. Lo que resulta más difícil de entender es que se sienta cómodo con las mentiras y las políticas de izquierda radical, así como con la descalificación de sus compañeros de profesión o los intentos de controlar el Poder Judicial. Es algo que no casa con el perfil de un magistrado al que todo el mundo tenía por alguien centrado. En cambio, sus constantes y desmedidos ataques contra el PP los encuentro lógicos, porque son propios de los conversos. Su comparecencia este jueves en el Senado refleja el carácter autoritario del presidente y su Gobierno, ya que considera como «politización» que se exija la comparecencia de los ministros para informar sobre los incendios. Por lo visto, olvida o desconoce las competencias que tiene constitucionalmente atribuidas la Cámara Alta.

A la izquierda le gusta el pensamiento único. Un ministro debería estar encantado de informar sobre cualquier ámbito de su competencia. Por ello, es muy clarificador el nerviosismo dentro del sanchismo. La queja viene de un partido, además, que lo politiza todo y que utiliza las instituciones democráticas como un instrumento partidista al servicio de Sánchez. En su estrategia frentista es fundamental la dicotomía entre buenos y malos, sin mostrar ningún atisbo de autocrítica. Tras escuchar su comparecencia podríamos caer en el error de creer que lo han hecho todo perfecto y que la culpa es de las comunidades gobernadas por el PP. No importa que Sánchez siguiera de vacaciones mientras los incendios se extendían con una fuerza inesperada o que las retomara tras el parón de los dos días, no consecutivos, que dedicó a visitar la zona encapsulado para no recibir abucheos. Es la transparencia y el buen gobierno que caracterizan al sanchismo. Y como las vacaciones le sabían a poco todavía sigue disfrutando de ellas. Es asombroso. Lo sucedido pone sobre la mesa la gran pregunta de para qué sirve el Gobierno. Marlaska debe pensar que los españoles somos tontos, pero le confirmo que no es así.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)