
El trípode
Sin mayoría y sin Presupuestos: no hay Gobierno
Podrá Sánchez querer arrastrar durante un poco más su estancia en el «Gobierno», pero su final ya es irreversible en breve espacio de tiempo.
Finalmente, Puigdemont ha decidido «romper» con Sánchez. Era su anunciada decisión, estando rodeado, por un lado, de los incumplimientos a los compromisos firmados en Waterloo con Santos Cerdán y Zapatero como emisarios sanchistas, y por el otro lado con la Aliança Catalana de Sílvia Orriols, que ubicada a su derecha le está literalmente engullendo su espacio electoral. Era además una consecuencia más que previsible, dada la naturaleza del electorado de Junts, en gran medida sucesor del tradicional de la CiU pujolista, poco afín al socialcomunismo sanchista. Además de que no es precisamente el respeto a los compromisos asumidos –ni verbalmente, ni por escrito– una cualidad virtuosa que caracterice al actual inquilino de La Moncloa, con sus tan frecuentes «cambios de opinión». Lo que sí está claro es que si hasta ahora Sánchez no estaba en condiciones de «gobernar» nada (Sánchez dixit) al carecer de Presupuestos, y con unos aliados parlamentarios que no garantizaban su apoyo ante no pocas votaciones en el Congreso, a partir de ahora es una cuestión definitiva y resuelta constatar que carece de mayoría parlamentaria en la que apoyarse. Sin mayoría y sin Presupuestos aprobados en toda la Legislatura, no hay Gobierno posible en una democracia parlamentaria. Podrá Sánchez querer arrastrar durante un poco más su estancia en el «Gobierno», pero su final ya es irreversible en breve espacio de tiempo. Escuchar a Puigdemont en su rueda de prensa anunciando su ruptura reafirma lo que significa que él tuviera hasta ahora en sus manos el Gobierno de España mediante el «pacto de Bruselas» firmado hace dos años. Ayer dijo que aquel Pacto recogía como declaración de principios que había voluntad de resolver «el conflicto político de Cataluña con España», y que se ha incumplido totalmente por parte de Sánchez. Ahora reivindica las balanzas fiscales, la financiación, las okupaciones, los traspasos pactados y no cumplidos, etc. Son el argumento utilizado para justificar esa «ruptura», que de momento no incluye una eventual moción de censura. Si a las 18 h de pasado mañana jueves, el resultado de la votación de la militancia ratifica este acuerdo –como sin duda sucederá–, mediante la votación que comenzará mañana miércoles, el Gobierno deberá decir «cómo piensa gobernar, y no simplemente ocupar el poder». Esta fue la expresión literal de Puigdemont al respecto. La hora final ha llegado para Sánchez y el sanchismo, lo quiera reconocer o no. Ya es lamentable y grave que haya que exigir la dimisión de un Gobierno sin Presupuestos y sin mayoría, cuando es algo evidente e insostenible en una democracia. En una autocracia es diferente, pero no la ha podido conseguir. Ni lo conseguirá.
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La «poltrona» de Sánchez


