El bisturí
Mazón no es Ayuso y la jauría muerde su yugular
Pero inasequible como es al desaliento, la izquierda y la ultraizquierda han puesto ahora la mira en la Comunidad Valenciana a cuenta de la tragedia de dimensiones colosales ocasionada por la DANA
En enero de este año, Yolanda Díaz se fotografió en la playa de Corna, en La Coruña, recogiendo pelets depositados en la arena por el agua. Era la campaña de las elecciones gallegas y la vicepresidenta del Gobierno no dudaba en comparar esa «marea negra» ante todas las televisiones con la del Prestige, y en culpar al PP de «llegar tarde» ante una catástrofe que tendría implicaciones ambientales, alimentarias y hasta sanitarias. Según dijo, dicha formación «solo sabe mentir, mentir y mentir». Lo ocurrido entonces, ya es historia. El intento de embarrar a Alfonso Rueda con un supuesto cataclismo ambiental acabó en fracaso y el líder popular se alzó con el poder en la Xunta de Galicia en unas elecciones en las que Sumar terminó de convertirse en marginal. Tras los comicios, la inquietud medioambiental de Díaz ante la amenaza de los pelets desapareció de golpe y no volvió a saberse más de aquellos microplásticos ni por su boca ni por los altavoces mediáticos que jalean a la izquierda.
Aquel episodio resume a la perfección la hoja de ruta que el Ejecutivo y los comunistas que le respaldan se han trazado para perpetuarse en el poder y reconquistar el terreno allá donde lo perdieron. Básicamente, consiste en inundar de lodo mediático al enemigo, deteriorar su imagen por todos los medios inimaginables y erigirse como solución al problema que ellos mismos contribuyeron a magnificar. Tal estrategia fracasó en Galicia y también lo ha hecho en Madrid. Pese a su maestría a la hora de utilizar la propaganda, la izquierda y la ultraizquierda han pinchado siempre en hueso con Isabel Díaz Ayuso, la verdadera china en el zapato de Pedro Sánchez. La eterna cantinela de la privatización, las muertes en las residencias y los supuestos tratos de favor a familiares de la presidenta madrileña ya hartan a los ciudadanos de esta Comunidad y se vuelven siempre en contra del socialista y su corte de aduladores.
Pero inasequible como es al desaliento, la izquierda y la ultraizquierda han puesto ahora la mira en la Comunidad Valenciana a cuenta de la tragedia de dimensiones colosales ocasionada por la DANA. A diferencia de sus fracasos anteriores, el Gobierno y sus huestes llevan ahora camino de triunfar. Carlos Mazón no es Rueda ni Ayuso y, a diferencia de esos últimos, no ha sabido manejar el relato ni tampoco, todo sea dicho de paso, gestionar la bola de nieve que se le ha echado encima. En los sucesos acaecidos hay errores graves por la parte autonómica, y también por la estatal. Se acusa Mazón de estar desaparecido en un almuerzo mientras la tragedia se mascaba, lo cual es cierto, pero los mismos que esgrimen esto como causa de dimisión no preguntan con quién comieron y qué hicieron ese fatídico día el propio Sánchez, la vicepresidenta Teresa Ribera –que es la que gestiona los ríos–, o el ministro Marlaska. Tampoco ven problema alguno en que la directora general Protección Civil y Emergencias del Gobierno de España, Virginia Barcones, un cargo político cuya experiencia en la materia es nula, decidiera viajar a Brasil la mañana del día en el que estalló todo y no regresara hasta el jueves, cuando ya se contabilizaban decenas de cadáveres provocados por las riadas. La izquierda y la ultraizquierda han logrado hincar el colmillo en el cuello del presidente de la Generalitat, lo mismo que intentaron y no lograron hacer con Rueda y Ayuso. Pronto lo tratarán de hacer también con otros líderes autonómicos populares.
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