Tribuna
Mensajes del Rey: fondo y formas
Dos palabras resumen el tema para un Rey que puede tener dos intervenciones semanales en distintos foros: fondo y formas
No imagino a nuestro Rey Felipe VI, lanzando un «¡por qué no te callas!», como el dirigido por su padre a Hugo Chávez en plena XVII Cumbre Iberoamericana en noviembre de 2007. Curiosamente D. Juan Carlos defendía la intervención del entonces presidente de nuestro Gobierno, Rodríguez Zapatero, reiteradamente interrumpida por el populista presidente venezolano, militar de carrera, lo que seguramente justificó el tuteo en la reprimenda.
Sé que hoy vivimos otros tiempos, otros modos, otras maneras. Zapatero no sería hoy recriminado por Maduro, sino aplaudido. Y nuestro Rey, el hombre que más veces ha cruzado el Atlántico en misiones oficiales, que conoce y quiere a nuestros hermanos hispanoamericanos, sabe utilizar en sus mensajes la palabra adecuada, medir el tono, los gestos, como sabe lo que entraña un bien medido silencio.
Como el que esgrimió la pasada semana en el X Congreso de la Lengua, el trianual encuentro del hispanismo celebrado en Arequipa, ante el ataque público –cuchillada por la espalda, lo refirieron algunos medios– del director del Instituto Cervantes Luis García Montero, al director de la Real Academia Española (RAE) Santiago Muñoz Machado, al que acusó de «experto en llevar negocios desde su despacho para empresas multimillonarias». Siendo siempre aconsejable «lavar los trapos sucios en casa», no era la Cumbre peruana que debía recoger testimonios y vivencias culturales de 600 millones de hispanoparlantes, el lugar más apropiado.
El Rey se centró en el papel del mestizaje. «Vivimos en un mundo mestizo; ninguna lengua nació para ser barrera ni muro y si alguna vez lo ha sido es porque la ha hecho discurrir por un camino equivocado que desnaturaliza su función primordial: comunicar». Y ratificó una clara función que le atribuye el Artº 56 de nuestra Constitución: «En un tiempo en que la diplomacia es tan necesaria, nuestra lengua ha de buscar la paz».
Cerró el acto, con palabras de reconciliación: «Sigamos haciendo de nuestra lengua un instrumento de progreso, de entendimiento, de prosperidad compartida». Guardó silencio sobre las descalificaciones de García Montero, como también hizo el propio director de la RAE. Pero es muy significativa una fotografía de EFE, que recoge la mirada que dirige el Rey a Luis García Montero en presencia del ministro de Cultura Ernest Urtasun. Importante el lenguaje de las miradas y el fruncimiento del ceño.
Nos hemos referido al Artº 56 de la CE. que asigna a S.M. esta triple función: simbolizar la unidad y permanencia del Estado, ejercer la función de arbitraje y moderación en defensa de la Constitución y representar a España en las relaciones internacionales. Pero, matiza el artículo respecto a estas relaciones: «especialmente con las naciones de su comunidad histórica» como de facto viene realizando nuestra Corona desde hace décadas.
No difieren estas funciones de las asignadas a otros monarcas europeos ni a los presidentes de sus repúblicas parlamentarias, ocupadas normalmente por políticos de largo recorrido como Rebelo de Sousa en Portugal (77 años) o Sergio Mattarella (84 años) en Italia, a quienes no resulta difícil la ponderación y la paciencia. Nuestro Rey debe esgrimir estas mismas herramientas junto a otras más técnicas, con muchos menos años y entre equilibrios políticos complejos. Es lo que Macarena Gutiérrez en estas mismas páginas (1) llama la «liturgia de los discursos», sometidos siempre a interpretaciones políticas encontradas, como lo fue para unos, su intervención en Naciones Unidas que quedó corta al no pronunciar la palabra genocidio y para otros solo fue «la voz del Gobierno actual». Extrae de la obra «Desafíos de la Monarquía Parlamentaria» de Asunción de la Iglesia una frase significativa: «esa función genérica de mensaje, es un rol fundamental de la Jefatura del Estado, tal vez la más importante y compleja, pues requiere la máxima prudencia en el decir y en el callar», algo que valoró en Naciones Unidas la opinión pública internacional sobre el discurso de Felipe VI.
Dos palabras resumen el tema para un Rey que puede tener dos intervenciones semanales en distintos foros: fondo y formas.
En el fondo subyace el concepto de lealtad. Lealtad entre instituciones, especialmente entre la Corona y el Gobierno. Más fáciles con las Fuerzas Armadas. Líneas rojas respecto a «deslealtades inadmisibles» como las que intentó cruzar el Parlament catalán un 6 de septiembre de 2017.
Formas: las que utilizan todas las posibilidades de comunicación, siempre desde la óptica del respeto y el sentido de la responsabilidad. Importantes, los tonos, gestos, miradas, silencios. Con todos los apoyos que pueda tener, nuestro Rey tiene uno inmediato en casa, que pocas veces valoramos y al que doy mucha importancia.
La palabra «nuestro» lo engloba todo.
(1) La Razón. 6 de octubre de 2025
Luis Alejandre, es general (r). Academia de las Artes y Ciencias Militares.