Innovación espacial

La empresa estadounidense Atomic-6 lanza la primera "armadura" pensada en proteger a los astronautas de los residuos espaciales

Ante la creciente amenaza de la basura espacial, una empresa estadounidense ha creado un material protector para evitar residuos de satélites que no genera nuevos escombros

Así resisten las nuevas placas de Atomic-6 las exigentes pruebas a las que fueron sometidas
Así resisten las nuevas placas de Atomic-6 las exigentes pruebas a las que fueron sometidasAtomic-6

Una empresa estadounidense llamada Atomic-6 ha puesto sobre la mesa una tecnología que podría marcar un antes y un después en las operaciones espaciales. Se trata de una "armadura espacial" diseñada no solo para proteger satélites de la chatarra que puebla la órbita, sino también a los astronautas en sus misiones.

La amenaza más inmediata y tangible se encuentra ya en el espacio: el enjambre invisible de basura que convierte el entorno terrestre en un campo de minas. Se calcula que unos 170 millones de fragmentos son demasiado pequeños para ser localizados, a los que se suman otros 25.000 objetos de mayor tamaño que sí están bajo vigilancia, convirtiendo la órbita en un auténtico vertedero de alta velocidad.

Una coraza que absorbe la metralla sin crear más escombros

Este caos provoca que los controladores de tráfico espacial emitan cerca de mil advertencias de colisión cada día. Una cifra abrumadora que se agrava con la proliferación de megaconstelaciones de satélites, como la red Starlink de SpaceX, que ya cuenta con casi 8.600 aparatos en activo y no para de crecer, congestionando aún más un espacio ya de por sí saturado.

Precisamente ahí reside la gran ventaja de esta nueva armadura. A diferencia de los escudos metálicos tradicionales que, al recibir un impacto, pueden desintegrarse y generar aún más metralla, el material de Atomic-6 presenta una innovación fundamental.

Según detalla la compañía en una nota informativa, su compuesto está diseñado para absorber la energía cinética del choque, evitando una nube de nuevos proyectiles y atajando el problema de raíz en lugar de agravarlo.

Con todo, esta prometedora solución tecnológica aún tiene que demostrar su valía donde realmente importa: en el hostil entorno del espacio. La prueba de fuego para la compañía llegará a partir del año 2026, fecha prevista para el lanzamiento de los primeros satélites equipados con esta coraza.

Será entonces cuando se compruebe la viabilidad de esta tecnología y si puede convertirse en el escudo que necesita una órbita cada vez más peligrosa y a la que las diferentes compañías privadas no paran de sumar elementos.