Sin Perdón

El mercado de las pulgas de La Moncloa

«El sistema de chantaje ha favorecido a los “amigos” de los nacionalistas que han visto cómo sus negocios florecían»

Sánchez conseguirá organizar, finalmente, un mercado de las pulgas en La Moncloa. Es cierto que es una ubicación muy adecuada, porque cuenta con unos magníficos jardines donde las decenas de aliados pueden montar sus puestos para comprar y vender sus votos. Este tipo de mercados son populares en muchas partes del mundo, porque ofrecen productos a precios bajos e, incluso, hay la oportunidad, aunque en general soy escéptico, de encontrar objetos únicos o raros a precios tirados. Nunca he encontrado un incunable o una antigüedad a un precio ridículo. Estoy convencido de que es una leyenda urbana, pero son mercados divertidos en los que resulta atractivo pasear y adquirir cosas que muchas veces son inútiles o prescindibles. Con la complejidad de los pactos y las exigencias que le hacen al presidente del Gobierno sus «amigos», los jardines monclovitas serían el lugar adecuado para que se instalaran, una vez a la semana, los tenderetes de Yolanda Díaz y sus quince partidos; Pablo Iglesias, Ortuzar, Otegi y sus compañeros de la dirección de la banda terrorista; los independentistas Puigdemont y Junqueras representados por sus lugartenientes en la Villa y Corte… Los ministros, coordinados por el gabinete del presidente, podrían recorrerlos para escuchar las exigencias y negociar las cesiones.

La política es negociación y acuerdos, pero hemos recuperado el sistema de chantajes que ha sido una de las características más acusadas de los nacionalistas desde la Transición. Tanto el PNV como el pujolismo eran auténticos maestros como muy bien acredita el Boletín Oficial del Estado con los Presupuestos Generales y numerosas concesiones de fuerte contenido político que no han hecho más que favorecer a estas formaciones que contemplan España como una vaca a la que ordeñar. Por supuesto, el sistema de chantaje ha favorecido a los «amigos» de los nacionalistas que han visto cómo sus negocios florecían. No hay que sorprenderse porque ERC advierta de que sin presupuestos en Cataluña no los habrá en España. Es decir, al igual que le sucedía al PP, el PSC se tendrá que someter a los intereses del inquilino de La Moncloa. Sánchez pagará el precio que le exija Pere Aragonès.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).