El trípode

«No miente: la mentira es un concepto religioso» (sic)

Resulta inconcebible que esta monumental estafa a los votantes, pues se les aseguró reiteradamente que nada de esto se haría

La amnistía para los promotores, cooperadores y ejecutores del golpe de Estado contra el fundamento mismo de la Constitución que es «la indisoluble unidad de la nación española», ahora resulta que es una medida que reforzará el «escudo social», mejorará la convivencia y hará «¡una España más unida que nunca..!» (Montero y Sánchez dixit). La pregunta, –más allá de confundir al conjunto de los españoles con los militantes socialistas traídos en autocar a Madrid para ser invitados a comer, para aplaudir entusiasmados a su líder, y devolverles a sus localidades de origen– resulta evidente: llevando ya más de cinco años en el gobierno... ¿por qué no lo hicieron antes ?

Por supuesto, no sean malpensados y piensen que no es una «mera» coincidencia el que Puigdemont exija, para votar su investidura, ser amnistiado y poder volver a España sin ser apresado, juzgado y condenado por el Tribunal Supremo al igual que sus nueve compañeros que no se fugaron en un maletero cómo hizo él hace seis años. Nada de eso, por supuesto que se trata de una simple «casualidad», como la vicepresidenta 4ª, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE María Jesús Montero (no la ex de Igualdad, Irene) asegura, porque la amnistía va a ser una panacea, mejorando el escudo social, aprobando los Presupuestos, etc., etc. Por supuesto que lo de menos es que ella y tantos otros (socialistos y socialistas), sigan bien instalados gracias a Puigdemont. Resulta inconcebible que esta monumental estafa a los votantes, pues se les aseguró reiteradamente que nada de esto se haría, así como ofensa a la dignidad y autoestima nacional, se pueda producir con el apoyo de millones de votantes, miles de militantes y 120 diputados del PSOE, convertido en una mera plataforma de ensalzamiento a su líder, cual insigne caudillo. Pero ayuda a entender lo que sucede, visionar las entrevistas de un valiente reportero a diversos militantes de los miles transportados en 200 autocares para aclamar a su jefe a Madrid en el acto del IFEMA. «Pedro Sánchez no miente, porque la mentira es un concepto religioso…» (sic). Algunos escribían ante las respuestas de dichos militantes: «El socialismo es una enfermedad mental»… «Es un auténtico botón de muestra del envilecimiento de la sociedad española». «Repugnante inmoralidad y subterráneo nivel intelectual»… Realmente no es para menos tras oír los «argumentos» utilizados para justificar que Sánchez haya «cambiado tanto de opinión» –es decir, mentido tanto y con tal impunidad, en cuestiones esenciales– como socialistas tan relevantes como Felipe González, Alfonso Guerra o Nicolás Redondo, entre otros, denuncian. Sí, «abate el ánimo verlo».