Tribuna

Modernización del acuerdo global UE-México

La Hispanidad nos vincula a numerosos países unidos por una historia, una lengua y una cultura comunes, con proyección universal

Antonio López-Istúriz
Modernización del acuerdo global UE-México
Modernización del acuerdo global UE-MéxicoRaúl

Iberoamérica y el Caribe siempre han ocupado un lugar privilegiado en la política exterior de España y, desde aquí, de la Unión Europea. Compartimos historia, cultura, valores. Y cuando hemos compartido también los objetivos, hemos compartido éxitos. Pero este vínculo no siempre ha sido igual de sólido.

Ciertamente en los últimos tiempos hemos descuidado el protagonismo que deberíamos dar a esta relación especial. Unos de manera activa porque les interesa la polarización, y otros de manera pasiva por incomparecencia. Todos, de algún modo, responsables. Pero estamos a tiempo de retomar ese vínculo fuerte, porque hemos de ser conscientes del potencial que tenemos juntos, en el complejo escenario internacional.

La Hispanidad nos vincula a numerosos países unidos por una historia, una lengua y una cultura comunes, con proyección universal. En consecuencia, esta unión debe tener también un componente económico y comercial.

Aunque las relaciones entre México y la UE se formalizaron en 1997 con la firma de un Acuerdo de Asociación, que estableció un marco para la cooperación política y económica, en el año 2000 se firmaba este Acuerdo Global con México que fue pionero en este sentido. Por primera vez, facilitaba un entorno propicio para los beneficios mutuos y el crecimiento en un mercado global en evolución.

Este Acuerdo Global UE-México, que inicialmente se centró en la coordinación y la cooperación políticas, ha sido una plataforma esencial en estos años para mejorar nuestras relaciones con este socio clave en América Latina. Sin embargo, con el tiempo el acuerdo quedó obsoleto y no logró reflejar el panorama contemporáneo del comercio internacional de rápidos avances en tecnológicos, cambios en los patrones de inversión global y el auge de los acuerdos comerciales bilaterales entre países y bloques.

Fue durante el gobierno del mexicano Enrique Peña Nieto (2012-2018) cuando iniciamos la tarea de modernizar el pilar comercial del Acuerdo Global UE-México, que formaba parte de una agenda de diversificación comercial, y que se volvió mucho más urgente cuando el Trump de 2016 atacó abiertamente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

En este proceso de negociación, hay que destacar el liderazgo de distintos eurodiputados, especialmente españoles y portugueses, que sentimos ese vínculo especial con Iberoamérica lejos de los populismos que usan interpretaciones sesgadas de la historia para dividir.

Por contra, nosotros somos conscientes de que se trata de un interés mutuo, de que nuestros ciudadanos a ambos lados del Atlántico se verán beneficiados si hacemos las cosas juntos en lugar de por separado.

Era también común el interés por incorporar nuevas áreas como el comercio electrónico, la energía, la facilitación del comercio y el desarrollo sostenible en un pilar comercial modernizado, y en alinear el pilar comercial con los acuerdos comerciales que la UE estaba negociando en ese momento con Canadá y EE. UU. Así, en 2016 comenzaron las negociaciones para modernizar el pilar comercial.

Los aspectos más relevantes de esta modernización del acuerdo se centran en ampliar el acceso a los mercados, la eliminación de las barreras no arancelarias y promover una mayor cooperación.

Esta nueva versión representa un avance significativo en el fortalecimiento de los vínculos económicos entre la Unión Europea y México, que abarcan el comercio, la inversión y la cooperación a gran escala.

Las relaciones comerciales entre la UE y México ya han experimentado un crecimiento significativo, con un comercio bilateral de bienes que se triplicó en la última década. Ahora, con el acuerdo modernizado, el objetivo es liberalizar el comercio de productos agrícolas, abordando la disparidad actual, donde solo 309 de las 1.192 líneas arancelarias agrícolas estaban liberalizadas anteriormente.

Al reducir o eliminar los aranceles sobre una gama más amplia de productos, el acuerdo tiene el potencial de impulsar las exportaciones de la UE a México, mejorando la competitividad en relación con los socios comerciales de México en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en particular los Estados Unidos.

Además, el compromiso de México de abrir su mercado de contratación pública por primera vez a las empresas de la UE representa una oportunidad significativa. Las estimaciones apuntan a que el mercado de contratación federal, por sí solo, tiene un valor de alrededor de 20 000 millones de euros anuales, lo que facilitará nuevos proyectos comerciales para empresas de la UE en varios sectores.

Pero la importancia de este acuerdo va más allá de las meras transacciones comerciales. Tiene una importancia geopolítica sustancial. Es un componente fundamental en la estrategia de diversificación comercial tanto de la UE como de México, especialmente relevante ante el incierto escenario que se abre con la nueva administración estadounidense. En este sentido, esta alianza estratégica permite a México mitigar los riesgos asociados con la dependencia del mercado de EEUU mediante la diversificación de sus asociaciones económicas.

Y desde nuestro lado, la UE, esta colaboración con México (al igual que sucede con Mercosur), ofrece un contrapeso al creciente proteccionismo en otros mercados.

Al reforzar nuestra asociación con la región iberoamericana, señalamos nuestro compromiso con las prácticas comerciales multilaterales y la cooperación internacional para afrontar los distintos desafíos, como el cambio climático, los derechos laborales y las normas regulatorias.

Además, es el primer acuerdo comercial de la UE que incluye una cláusula anticorrupción; y la UE puede suspender el acuerdo comercial si se produce una violación grave de los derechos humanos en México, poniendo el foco sobre esta prioridad ineludible.

Por otro lado, al comprometerse con altos estándares de cumplimiento de los derechos de propiedad intelectual (DPI), el acuerdo tiene como objetivo garantizar una competencia leal y la protección de las industrias innovadoras en ambas partes.

También introduce un capítulo de comercio digital, para adaptar el acuerdo a las realidades del comercio contemporáneo. Esta faceta del acuerdo es particularmente relevante en la economía digital actual, ya que facilita un comercio transfronterizo más fluido y abre nuevas vías para la interacción económica.

Sin duda, por el contexto histórico y por el potencial económico, tenemos muchas razones para felicitarnos por haber logrado firmar este nuevo acuerdo. Ojalá sea una herramienta más que ayude a minimizar la tentación de los populistas, y refuerce ese vínculo que tantas alegrías nos ha dado.

Antonio López-Istúrizes presidente de la Delegación en la Comisión Parlamentaria Mixta UE-México (D-MX)