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Los puntos sobre las íes

Al PP le montan otro 13-M con Mazón

Nada nuevo bajo el sol lo de que la izquierda intente ganar en las calles lo que ha perdido en las urnas

Casualmente, el 10 de marzo de 2004 me encontraba en Madrid. Era director de El Mundo en Baleares, y como es natural vivía en Palma, pero había viajado a la capital a un consejo de administración. Comí con un amigo que entonces era ya alguien muy importante y que con el paso de los años terminaría siendo uno de los cinco tipos más poderosos de este país. Me mostró una encuesta de ésas que se hacen pero no se pueden publicar en la semana decisiva de las elecciones por uno de esos anacronismos censores que aún perduran. La conclusión era clara: Rajoy sacaría 175 escaños, técnicamente una mayoría absoluta. La mañana siguiente se desencadenaron los cuatro atentados islamistas que dejaron un reguero de 192 muertos. El PSOE, de la manita de una izquierda mediática más mala aún que sus jefes políticos, organizó una cacería que tenía tres objetivos: endosar a Aznar el sambenito de «asesino» por «habernos metido» en una Guerra de Irak en la que, por cierto, nunca estuvimos; acusar al Gobierno de mentir a la ciudadanía por sostener una hipótesis, la de la autoría de ETA, que en realidad duró apenas unas horas porque a caballo del jueves y el viernes la Policía ya apuntaba a Al Qaeda; y, por último, organizar escraches frente a las principales sedes del PP. Consecuencia: Zapatero ganó contra todo pronóstico y contra todos y cada uno de los estudios demoscópicos divulgados en las semanas previas. El PP no sólo perdonó aquel putsch en toda regla sino que años más tarde, y para variar, hacía manitas con quienes el 13 y 14 de marzo de 2004 emplearon la violencia y la propaganda goebbelsiana para echarlos bastardamente del poder. Y como quiera que los de Génova 13 acostumbran a olvidar los más viles ataques de la izquierda, la historia se está repitiendo en la persona de Carlos Mazón a cuenta de la Dana. La comida de El Ventorro fue la espoleta que activó el bombardeo mediático, político y social para cargarse al ganador de las últimas autonómicas. Nada nuevo bajo el sol lo de que la izquierda intente ganar en las calles lo que ha perdido en las urnas. Lo mismito que aconteció con los Rodea el Congreso posteriores a la victoria de Rajoy. El colmo del diabolismo se produjo este miércoles en ese funeral con aires masónicos celebrado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias que, en lugar de llorar, honrar y recordar a los 230 fallecidos, se transformó en un mitin por obra y gracia del maquiavélico caudillo Pedro Sánchez, las asociaciones de víctimas que controlan PSOE y Compromís y también RTVE, a la que asignaron la retransmisión de la ceremonia ninguneando a À Punt. Fueron 55 minutos de insultos a un president al que llamaron de todo y por su orden: desde «¡asesino!» hasta «¡cabrón!», pasando por «¡hijo de puta!» o «¡cobarde!». Lo de menos era la memoria de los fallecidos, lo de más era proseguir la campaña para cargarse al hombre que eligió la mayoría de los ciudadanos. Olvidando que la Dana fue culpa de Dios, si existe, o del destino. Como tampoco el chapapote ni el 11-M los perpetró Aznar. Génova 13, que con Feijóo a la cabeza se está portando humanamente de diez con Mazón, sabrá lo que hace pero entregar su cabeza sería tanto como admitir la teoría de que son una panda de asesinos y que, en consecuencia, la derecha no vuelva a gobernar esa maravillosa tierra en lustros y los zurdos se salgan otra vez con la suya. Otra victoria del golpismo, en definitiva.