Astronomía

¿Por qué 3I/ATLAS cambia de velocidad y de dirección en su cola?

Su acercamiento al Sol nos ha dado nuevas pistas y en breve llegará uno de los momentos más interesantes: su regreso a la visibilidad.

3I/ATLAS
Cambios en la cola de 3I/ATLAS cambia a lo largo de cuatro meses. Jewitt y Luu, arXiv 2025Jewitt y Luu, arXiv 2025

Cuando un visitante interestelar irrumpe en nuestro sistema solar, cada anomalía que presenta es una ventana a lo desconocido. 3I/ATLAS, el tercer objeto confirmado proveniente de fuera del sistema solar, está comportándose de forma que rompe esquemas: parece desacelerar extrañamente y su cola ha cambiado de dirección de un modo inusual. ¿Qué nos está diciendo?

3I/ATLAS fue detectado en julio de 2025 y su velocidad de entrada al sistema solar supera los 200. 000 km/h. El hecho de que su órbita sea claramente hiperbólica indica que no está ligado al Sol: vino de otro sistema estelar y volverá a abandonarnos. Esto por sí solo lo convierte en un tesoro científico. Pero lo que ocurre desde su descubrimiento añade más misterio.

Según diversos análisis, 3I/ATLAS muestra signos de aceleración no gravitacional. Es decir: se mueve de un modo que no se explica solo por la gravedad de los cuerpos que lo rodean. Avi Loeb, profesor de astrofísica de Harvard, afirma que 3I/ATLAS experimentó una inesperada aceleración no gravitatoria mientras pasaba junto al Sol”.

Este tipo de comportamiento hace que algunos investigadores planteen hipótesis que van más allá del cometa convencional, aunque la mayoría siguen insistiendo en la explicación natural. El cambio en velocidad podría deberse a sublimación violenta de hielos que generan empujes, al efecto de la presión de radiación solar o interacción con viento solar en una geometría inusual o (y esta sería la explicación más interesante, aunque con menos pruebas hasta la fecha) alguna forma de maniobra interna, lo que abriría interrogantes extraordinarios.

Otro aspecto llamativo es su cola. En cometas “normales” la cola apunta en dirección contraria al Sol, pues el viento solar arrastra el polvo y gas liberado. Sin embargo, 3I/ATLAS presentó en sus primeras observaciones lo que se llama una anticola, es decir, una extensión que apunta hacia el Sol. Luego, en observaciones posteriores (por ejemplo, con el Nordic Optical Telescope) se detectó que la cola ha cambiado para apuntar lejos del Sol, como lo haría un cometa típico.

Este comportamiento dual (anticola seguida de cola estándar, por así decirlo) añade capas al enigma: ¿Por qué exhibió primero un patrón invertido? ¿Por qué ahora parece comportarse más “normal”? Los expertos manejan varias hipótesis. Una de ellas es que la geometría de observación cambió y con ello la percepción de la cola. Otra posibilidad es que la sublimación de ciertos hielos dominó en una fase, luego otros mecanismos tomaron el relevo. Finalmente, tenemos la opción de que la estructura de su núcleo o su orientación rotacional modificaron el patrón del flujo de material.

El hecho de que 3I/ATLAS modifique su velocidad o su cola no significa automáticamente que sea un artefacto alienígena, solo que rompe las reglas habituales y nos obliga a revisar los modelos. Esto implica que hay una diversidad de cometas interestelares que desconocemos, algo lógico teniendo en cuenta que 3I/ATLAS es el tercero que nos visita (después de 1I/ʻOumuamua y 2I/Borisov) y ninguno de ellos ha mostrado tanta actividad o había sido tan bien observado como 3I/ATLAS. Si este objeto presenta comportamientos atípicos, quizá los objetos que proceden de otros sistemas estelares siguen dinámicas y composiciones muy distintas a las nuestras.

Los cambios de velocidad implican que la outgassing (liberación de gases) o los empujes esperados deben reconsiderarse. Si los jets de hielos pueden alterar la trayectoria de este cometa de forma destacada, eso podría cambiar cómo interpretamos no solo cometas, sino también asteroides activos o relaves de otros sistemas.

El cambio de cola y la velocidad sugieren que la geometría, la rotación, la composición y la interacción con el viento solar/partículas cósmicas deben medirse en detalle. Las observaciones futuras, realizadas con telescopios terrestres, espaciales o sondas, serán clave para comprender qué mecanismo está dominando.

Aunque la idea de “manipulación” o maniobra artificial aparece en muchas noticias y titulares, la mayoría de la comunidad científica prefiere explicaciones naturales hasta que se demuestre lo contrario. Es decir, una anticola no es necesariamente señal de tecnología: pueden generarla geometrías inusuales de emisión, rotación del núcleo o viento solar.

Los empujes no gravitatorios son conocidos en cometas del sistema solar: jets de gas pueden cambiar la velocidad o trayectoria. El perihelio de 3I/ATLAS, su punto más cercano al Sol, sucedió el 29 de octubre de 2025. Durante este paso cercano, los satélites solares y sondas planetarias podrían registrar cambios dinámicos importantes. Cuando surja de detrás del Sol, los telescopios terrestres lo seguirán para ver cómo ha quedado tras el paso solar.

Será una “radiografía cósmica” para saber qué cambios sufrió, si su trayectoria se alteró, si su cola o jets mutaron. 3I/ATLAS nos recuerda que el universo puede enviar sorpresas y que nuestros modelos pueden quedarse cortos. Cada anomalía (velocidad que se resiste a las leyes previstas, cola que cambia de dirección, composición inesperada) es una invitación a mirar de nuevo, a no dar nada por sentado.