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Canela fina

Nadal, orgullo de España y de Francia

«Nadal es una persona sencilla, sin altanerías; deportivamente, es el más destacado deportista español de todos los tiempos»

El pueblo francés, el que durante siglos vertebró culturalmente a la Humanidad, ha rendido homenaje a Rafael Nadal en la pista Philippe Chatrier de París. Reconocía así los catorce años que en ella triunfó desplegando el mejor tenis, la más alta calidad, la tenacidad sin fisuras y el generoso espíritu deportivo sin un desplante, sin una protesta, sin una discrepancia.

Humanamente, Nadal ha esparcido a lo largo de su carrera deportiva sencillez, humildad, buen sentido… Quebrantado por las lesiones, soportando a veces dolores extremos, ha jugado en busca tenaz de la victoria. En el siglo V a.C., Píndaro hubiera escrito para él alguna de sus odas olímpicas: «Si celebrar victorias es tu intento, a la olímpica lid lleva mi lira; que otra no habrá más digna de su acento».

El tenis es uno de los grandes deportes internacionales. Nadal ha sido el mejor deportista español de todos los tiempos y ha paseado en triunfo el nombre de España por los cinco continentes. El público de Roland Garros, el pueblo francés, dio el domingo un ejemplo de categoría al abarrotar la pista central del club para homenajear a Nadal. Tanto humana como deportivamente se lo merecía el tenista español, pero que una gran nación extranjera se rinda a las proezas en su tierra de un deportista de fuera es algo admirable. Y así hay que destacarlo. Y extender el reconocimiento a Federer, Djokovic y Murray, que se sumaron al homenaje.

No había terminado la Guerra Mundial y me dedicaba yo al tenis en el club Apóstol Santiago. Años después, Manolo Santana solía decir que le arbitré como juez de silla partidos en el campeonato de España. Tal vez por eso hace 21 años escribí –6 diciembre 2004– en La Razón:

«Entre tantos tenistas españoles ciertamente excepcionales sólo he visto a uno comparable a Santana. Se llama Rafael Nadal… No sé si mantendrá ese juego fulgurante y conseguirá vencer en los gran slams. Santana jugaba con menos potencia y más versatilidad, pero Nadal no le va a la zaga en calidad de juego, en genio de campeón. …Es una estrella que ojalá se consolide en el firmamento de este deporte galáctico que es el tenis».

La emoción que sentí al contemplar el homenaje a Nadal se unió a mi recuerdo de aquel jugador que me asombró cuando era adolescente. Siempre sencillo, sin presunción alguna, ejemplo de nobleza deportiva, Rafael Nadal se ha convertido en orgullo de España, en orgullo de Francia.

Luis María Anson de la Real Academia Española