Sin Perdón

El odio a Israel, Europa y Estados Unidos

El problema es que los aliados de Hamás se sienten muy cómodos desatando la furia islamista contra Occidente. Los disturbios y los conflictos se extienden

Los europeos vivimos en una zona privilegiada del planeta. Es un espacio excepcional de democracia, seguridad, riqueza y bienestar. Hay otros núcleos similares, más o menos grandes, pero la realidad es que no sucede así en una parte importante del mundo. Con un sorprendente optimismo se creyó que se podía ganar la Guerra de Ucrania. No se entendió que Rusia no estaba sola y que no se la iba a derrotar. Hubiera preferido equivocarme. Putin no asumirá las consecuencias de sus actos y dudo de que los ucranianos consigan recuperar una parte sustancial del territorio ocupado. La única satisfacción que nos queda es pensar que no consiguió el objetivo de dominar Ucrania. No estaba solo como el tiempo ha demostrado. El mundo se ha vuelto a dividir en dos bloques, aunque con Europa y Estados Unidos en una posición débil. Las reservas de munición de los aliados de Ucrania han sufrido una enorme disminución sin que se puedan reponer a la misma velocidad. No parece que los rusos y sus aliados tengan ese problema.

El coste económico del conflicto es muy elevado y la sociedad europea muestra un cansancio informativo, algo que ya sucedió con Afganistán. Al final, Estados Unidos no fue capaz de aguantar el coste económico y humano de la guerra conta los yihadistas. El foco del conflicto se ha trasladado ahora a Israel. No es una casualidad. Hamás ha actuado impulsada por los enemigos de las democracias. Era ingenuo pensar que Rusia, Irán o China, por citar algunos países que se benefician del debilitamiento de los antiguos países coloniales, iban a concentrar la nueva guerra fría solo en Ucrania. Putin tiene ahora las manos libres y los ucranianos un grave problema. Biden ha acertado viajando a Israel para apoyarle en su lucha contra el terrorismo islamista. El problema es que los aliados de Hamás se sienten muy cómodos desatando la furia islamista contra Occidente. Los disturbios y los conflictos se extienden. Lo que quieren es la destrucción del pueblo judío a la vez que humillar a Estados Unidos y Europa. Son sus enemigos. Era ingenuo creer que no era así.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)