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El canto del cuco

Paso del fuego

¿Es el presidente Sánchez víctima o cómplice?

Pedro Sánchez se somete a la mayor prueba de fuego de su vida política y solicita angustiosamente ayuda a sus socios. «¿Me apoyáis o no?», les pregunta, sin encontrar una respuesta clara. «Ya veremos», le vienen a decir. Depende de lo que dé de sí la trama de la corrupción, justo cuando empieza el desfile de «los del Peugeot» por el Tribunal Supremo. La consigna, después de ver a la Guardia Civil entrar en la sede socialista es ¡sálvese el que pueda! ¿Financiación ilegal del partido? A saber. Dicen que no aparecen en las cuentas del PSOE los cien mil euros de donaciones que financiaron su compaña en las primarias. ¿Qué ha pasado con las «cuotas», «mordidas» y «sobres en mano»? Hay que aclararlo todo antes de cualquier compromiso serio. Y pronto habrá noticias.

Urge despejar la principal duda: ¿Es el presidente Sánchez víctima o cómplice? En caso de que la corrupción quede «encapsulada», como pretende la versión de La Moncloa, en el núcleo duro de Ferraz, compuesto por los tres de la banda, ¿él no se enteró de nada? ¿Por qué destituyó a Ábalos y luego lo hizo diputado? ¿Cómo es posible que una persona como él, tan controlador, tan «puto amo», no se entere de lo que está pasando en su propia casa durante tanto tiempo? Siete de cada diez españoles, según los sodeos, creen que Pedro Sánchez conocía lo que pasaba. Pero aun en el caso inverosímil de que estuviera en la inopia tanto tiempo y se sintiera ahora sinceramente traicionado por sus amigos, la norma sagrada en un sistema democrático es que los graves errores políticos –nombrando, en este caso, reiterativamente a indeseables– se pagan con la dimisión. Es lo que opina, según «El Español», el 70 por ciento de las mujeres y el 63 por ciento de los hombres. Se comprueba que el efecto sobre el electorado femenino del grosero, sórdido, comportamiento antifeminista de estos «puteros» socialistas está resultando demoledor.

Más de la mitad de los votantes socialistas piden elecciones. Coinciden con la petición de los obispos, que piensan en el bien común en contra de la destemplada e injusta interpretación del ministro Bolaños, que, desbordado por las circunstancias, ha perdido el «oremus». La noche de San Juan se celebra en San Pedro Manrique el rito del paso del fuego. Las gentes del pueblo pisan con sus pies desnudos una alfombra de brasas entre la expectación general. Pedro Sánchez se dispone a pasar descalzo la ardiente alfombra de la corrupción. Es difícil que supere la prueba del fuego sin quemarse.