
Terrorismo
Cuando ETA utilizaba la ikurriña para tender trampas mortales a los agentes de las Fuerzas de Seguridad
Hoy se cumplen 50 años del asesinato en Oñate de tres guardias civiles que acudieron al Santuario de Aránzazu a retirar una bandera

Hay se cumplen 50 años. España estaba relativamente cerca de convertirse en una democracia y que las autonomías, con sus símbolos, fueran amparadas constitucionalmente. La ikurriña estaba, por lo tanto, prohibida por el régimen franquista y ETA la utilizaba, como hizo en los primeros años de la Transición hasta que fue legalizada, como una provocación para que las Fuerzas de Seguridad acudieran a retirarlas y atentar contra los agentes mediante trampas-bomba.
Ucurrió en Oñate, Guipúzcua. Un Land Rover de la Guardia Civil ocupado por un cabo, el conductor y tres jóvenes guardias segundos del puesto de Mondragón fue enviado esa mañana al santuario de Nuestra Señora de Aránzazu, próximo a Oñate, para retirar una ikurriña.
Los agentes inspeccionaron la zona ante el temor de que hubiera algún explosivo conectado. Descubrieron que estaba unida a un paquete que solo contenía arena, y procedieron a retirarla.
A las 13:45 horas, cuando regresaban al cuartel, una carga explosiva compuesta por dinamita y unos trescientos tornillos a modo de metralla fue activada al paso del vehículo policial. La bomba había sido ocultada a un kilómetro del santuario, en un talud situado en la parte derecha de la carretera. Los terroristas habían pintado una marca roja para activar el artefacto a distancia cuando el Land Rover pasara sobre ella.
El vehículo fue alcanzado de lleno en el costado y salió despedido a unos veinte metros de distancia, dando varias vueltas antes de detenerse completamente destrozado.
El cabo que mandaba la patrulla, José Gómez Castillo, y el conductor, Juan García Lorente, resultaron heridos de gravedad. Sus compañeros, Esteban Maldonado Llorente, Jesús Pascual Lozano y Juan Moreno Chamorro no tuvieron tanta suerte: los tres murieron al instante; dos de ellos quedaron tendidos en la carretera, y el tercero, con el cuerpo seccionado, en una cuneta.
Los primeros en llegar al escenario del atentado fueron varios padres franciscanos que procedían de Oñate y se dirigían al santuario. Ellos se ocuparon del traslado de los dos heridos a un centro sanitario, al tiempo que administraban los últimos sacramentos a los tres fallecidos. El 10 de octubre, se responsabilizó del atentado con comunicado enviado a la prensa de París.
El Juzgado Militar 2 de San Sebastián, en las Diligencias Previas 217/75 de la Autoridad Judicial de la 6ª Región Militar, procesó en rebeldía "por no ser hallados a los miembros de la banda terrorista ETA Isidro María Garalde Bedialauneta, Miguel Lujúa Gorostiola y José Martín Sagardia Zaldua, presuntos autores del hecho". Todos ellos se beneficiaron de la Amnistía de 1977.
El guardia civil Esteban Maldonado Llorente, de veinte años, era natural de la localidad de San Pedro de Mérida (Badajoz), y se encontraba destinado en el puesto de Mondragón. Había nacido el 3 de enero de 1955 y estaba soltero.
Jesús Pascual Martín Lozano, nacido el 2 de junio de 1950 en la localidad segoviana de Villaverde de Íscar, estaba soltero. Había ingresado en la Guardia Civil en el mes de febrero y su primer destino profesional fue el puesto de Mondragón.
Juan Moreno Chamorro, nacido el 8 de mayo de 1949 en la localidad de Villamesías (Cáceres), tenía veintiséis años cuando fue asesinado; estaba casado y era padre de tres hijos.

✕
Accede a tu cuenta para comentar