Opinión

La paz es el triunfo del ICM (y III)

Por desgracia, en la actualidad la práctica de la devoción de los Cinco Primeros Sábados de Mes es ignorada por la Iglesia

Podemos afirmar que hay una relación causa-efecto entre las consagraciones al Inmaculado Corazón de María que, a petición de la Virgen, efectuaron los Papas Pío XII en 1942 y Juan Pablo II en 1984, y los hechos históricos sucedidos con posterioridad. En la primera, la consagración fue del «mundo», y en la segunda de «Rusia», pese a que no fuera nombrada expresamente por el Papa, aunque estaba en su intención. La consagración de 1942 «acortó» la 2ª Guerra Mundial, y la de 1984 significaría la desaparición del Muro de Berlín y de la mismísima URSS.

Ambas consagraciones han sido reiteradas por otros Papas: Pablo VI renovó la consagración «del mundo» el 13 de mayo de 1967 en Fátima en el cincuenta aniversario de las apariciones, mientras Juan Pablo II la renovó allí también el 13 de mayo de 1982, en agradecimiento a la Virgen por haberle salvado la vida en su atentado de 1981, que «coincidió» con la fiesta de la Virgen de Fátima. Asimismo, Francisco también hizo una consagración un 25 de marzo, de 2022, consagrando explícitamente a «Rusia y Ucrania» un mes después de comenzada la guerra entre ambas.

A la vista de esas reiteradas ceremonias, puede surgir la duda acerca de qué es lo que falta para que se cumpla la promesa de la Virgen manifestada a la Hermana Lucía en Tuy el 13 de junio de 1929, cuando pidió que se realizara la consagración de Rusia «para evitar la guerra…». Sabemos que no se le hizo caso y en 1939, ésta comenzó.

Pero María en esa aparición dijo también: «Al final, el Papa me consagrará Rusia, que se convertirá, y le será dado al mundo un tiempo de paz». Consagrar una realidad al Inmaculado Corazón de María es ofrecerla al Corazón de la Inmaculada. Por eso, la URSS desapareció un 8 de diciembre de 1991, «coincidiendo» con la fiesta de la Inmaculada Concepción.

Lo que falta aún es que se extienda la devoción de la comunión reparadora de los Cinco Primeros Sábados de Mes, como reiteradamente han pedido la Virgen de Fátima y su Hijo Nuestro Señor. Este último afirmó que deseaba que «esa gracia extraordinaria (de la conversión de Rusia) fuera vista por el mundo como un «triunfo del Inmaculado Corazón de su Madre».

Por desgracia, en la actualidad la práctica de la devoción de los Cinco Primeros Sábados de Mes es ignorada por la Iglesia. Nosotros la recordamos hoy, que es primer sábado de mes, y de año. Felices Reyes, con la paz que traerá la conversión de todos nosotros.