Tribuna

La poca relevancia internacional de España

La falta de estrategia, de intereses a defender, de claras posiciones nacionales y de naciones amigas de verdad en la Alianza nos hace ser ese eslabón irrelevante fácilmente descartable

La ausencia de empresas de defensa españolas en la reunión convocada recientemente por la OTAN es una muestra de hasta qué punto pintamos en una organización donde nuestro peso específico debería ser mucho más importante.

La industria de defensa española la componen unas 500 empresas de diferente tamaño, algunas grandes como INDRA, NAVANTIA y ESCRIBANO o SENER, entre otras, con un peso específico considerable en sus segmentos.

Sin embargo, países como Portugal, Turquía, Estonia, Italia sola y en consorcio con Francia, al igual que Alemania, Francia, Finlandia recién incorporada a la Alianza e incluso Suecia, pendiente de incorporación, estaban representadas en la reunión.

Lo anterior pone de manifiesto no una poca importancia o mala reputación de la industria de defensa, pues, bien al contrario, la tiene y muy buena, sino la falta de estrategia, apoyo institucional suficiente y naturalmente de no estar en lobbies influyentes.

No obstante los antecedentes no son buenos. Por poner un ejemplo, en el año 2007, ya con más de 20 años de antigüedad en la Alianza, el director de recursos del cuartel general OTAN en Madrid, general español, fue autoridad invitada a la reunión anual en Luxemburgo de la Agencia de Abastecimiento y Mantenimiento OTAN con las empresas certificadas por la Alianza como suministradoras tanto en cuarteles generales como en operaciones. Para sorpresa del general español, de las más de 50 empresas presentes con contratos OTAN ninguna era española. Portugal y Turquía por ejemplo estaban bien representadas. En 15 años supongo que la situación habrá cambiado, o no.

Por otro lado, España desde su ingreso en la Alianza no asimiló que, además de ser la OTAN un paraguas defensivo y un compromiso de seguridad y defensa, era un magnífico negocio para las empresas nacionales a través de la amplia red de agencias aliadas de todo tipo y los proyectos y contratos que realizaban, negocios desde luego ajenos a España.

España presumía, y lo sigue haciendo, de ser una de las principales naciones contribuyentes en contingentes para operaciones, con muy buena reputación y prestigio, pero que pagaba, y sigue pagando, el ciudadano español, no el presupuesto OTAN.

Además hay que incluir la participación de personal español en la sede y los cuarteles generales que paga igualmente España junto con la cuota anual a la OTAN que se determina en términos de PIB.

En consecuencia, la forma de equilibrar la cuenta de resultados se hace mediante contratos de empresas con la OTAN o la instalación de Cuarteles Generales u otras entidades OTAN, que paga la Alianza, en territorio nacional. Solo contamos con un Centro de Operaciones Aéreas en la Base de Torrejón y no creo que tengamos contratos relevantes.

Reconozco que hay un intangible del que se han beneficiado las Fuerzas Armadas y es la magnífica preparación y experiencia adquirida por las unidades españolas y la de sus cuadros de mando en cuarteles generales OTAN en operaciones, algunas de alta intensidad. Eso está muy bien pero no equilibra las finanzas.

Sin embargo la cuenta de resultados de naciones como Francia, Holanda, Bélgica, Reino Unido o Italia, entre otras, parece ser muy favorable.

Otra indicación de una falta de objetivos claros de España en la Alianza estaba determinada, al menos hace unos años, por la falta de instrucciones o intereses nacionales para los oficiales españoles en puestos relevantes en OTAN. Otras naciones, del ámbito anglosajón principalmente, disfrutaban de una notable coordinación entre sus puestos relevantes y sus capitales, lo que facilitaba el establecimiento de posiciones sólidas y de lobbies que al final condicionaban las decisiones a tomar por consenso. En otras palabras, nos uníamos a la decisión que otros habían perfilado.

Antes de finalizar les indicaré un ejemplo mucho más reciente. El mayor contingente de la presencia avanzada OTAN en Letonia es el español y siguiendo la normativa y costumbre en OTAN el jefe del contingente debería ser español. Pues bien, no lo es. Tampoco defendemos con vehemencia nuestros intereses, como hacen otros.

En definitiva, creo que la falta de estrategia, de intereses a defender, de claras posiciones nacionales y de naciones amigas de verdad en la Alianza nos hace ser ese eslabón irrelevante fácilmente descartable sin que le tiemble el pulso a quien decide.

Es lo que tiene una política exterior y de seguridad errática, sin claros intereses estratégicos. España adolece de una política de Estado, que requiere de continuidad, financiación suficiente y plena dedicación por parte del gobierno, como la de exterior, seguridad y defensa.