Los que creen que el problema está en Andalucía

Cada uno sigue su camino, pero sin restarse. Me refiero a Alberto Núñez Feijóo y a Isabel Díaz Ayuso. En el círculo de la presidenta claro que hay quienes opinan que al liderazgo nacional le falta empuje, y tomar más nota de la «pegada» de su «jefa». De la misma manera que en el equipo de Feijóo también hay quien considera que ella le hace demasiada luz de gas al presidente nacional. Pero es una rivalidad sana, en la que hay colaboración y ayuda entre quienes tienen que tirar juntos del barco. Es a Andalucía hacia donde miran más las suspicacias de alguno de los que integran la guardia de corps del jefe de la oposición.

Vienen ya de las anteriores elecciones generales, de las que guardan el reproche de que, en Andalucía, el partido que preside Juanma Moreno, presidente de la Junta, pudo «movilizarse más» de lo que lo hizo para llevar a La Moncloa a Feijóo. En la corte de cualquier liderazgo de un partido siempre está el grupillo de los que se anticipan a las traiciones que intuyen contra quien les protege, o simplemente malmeten por intereses diversos, y eso es lo que ocurre ahora en el PP, con el foco no ya en Sol, sino en Sevilla.

Feijóo y Moreno han presumido siempre de mantener una buena relación que trasciende lo político, hasta con vacaciones de familia juntos, y ni uno ni otro dejan ver el más mínimo signo de distanciamiento. Son sus redes de apoyo los que dan que hablar sobre si en Andalucía van demasiado a lo suyo o sobre si en Madrid están demasiado contaminados por la confrontación y ese clima tóxico de tensión que puede venir bien a Ayuso, pero que, a ellos, en su territorio, les destrozaría si lo siguieran.

Aquí habrá más prudencia que en la guerra Casado-Ayuso, en realidad nunca llegará a visualizarse una batalla entre Feijóo y Moreno. Pero en el equipo del líder gallego se malician que el PP andaluz sabe que, si ellos fallan en las próximas elecciones generales, el expresidente de la Xunta dará un paso al lado, y Moreno es el que tiene más posibilidades orgánicas de hacerse con el liderazgo nacional. Por el peso de Andalucía, y por otros factores sobre los que ya hay quien está tomando nota.

En todo caso, en Génova ven a La Moncloa al alcance, como ya ocurrió en las últimas generales. Pero, por si acaso, algunos de los que susurran al oído de Feijóo se han puesto en alerta por lo que hagan, o dejen de hacer, en Andalucía.