Sin Perdón

Lo que esconde la guerra de los currículums

«Los funcionarios públicos se encuentran con que algunos de sus jefes tienen un nivel muy bajo»

A l margen del patetismo que subyace en la ofensiva de la izquierda política y mediática provocada por el Gran Inquisidor, Óscar Puente, la realidad es que la guerra de los currículums muestra el complejo de una parte de la clase política por no tener estudios universitarios. Por cierto, ha tenido consecuencias muy malas para la izquierda. Es lo mismo que la foto de Feijóo con Marcial Dorado, ya que finalmente se cansó de la mentira y sacó a pasear los prostíbulos y las saunas gays de la opulenta familia de Begoña Gómez. Hace años que me convencí de que las organizaciones juveniles tenían un efecto muy negativo en la vida profesional de sus dirigentes. El problema es que convierten la política en una profesión, en un sentido negativo, ya que muchos no completan los estudios superiores o incluso ni los inician. Cuando leo «estudios de…» en un currículum, me saltan todas las alarmas. Es la constatación de un fracaso, ya que es alguien que ha sido incapaz de completar sus estudios.

No ha sido por problemas económicos o dificultades familiares, sino por la fascinación de ocupar un cargo y tener unos ingresos que serían muy superiores al primer sueldo al acabar una carrera. Desde la Transición hasta hace un tiempo, el nivel académico de los ministros y altos cargos, así como de los parlamentarios, era elevado. Había catedráticos, diplomáticos, inspectores de Hacienda, letrados del Consejo de Estado o de las Cortes, abogados del Estado…. y el resto habían trabajado fuera de la política. Los funcionarios se sentían bien dirigidos, ya que los responsables políticos estaban a su mismo nivel o superior. En cambio, hace un tiempo que esto ha cambiado. El lío de los currículums ha estallado tras el triunfo en los grandes partidos de los políticos que llevan desde muy jóvenes dedicados a escalar en la estructura y no han hecho otra cosa. Estoy seguro de que podrían haber completado sus estudios en una buena universidad pública o privada, así como desarrollar una carrera profesional sólida. El problema es que muchos no lo han hecho. Unos han falseado o maquillado sus currículums, mientras que otros, como Cerdán, han preferido mostrar que no tenían formación académica. Los funcionarios públicos se encuentran con que algunos de sus jefes tienen un nivel muy bajo.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)