Sin Perdón

¿Qué quieren los «indepes»?

«Sánchez está dispuesto a tirar la Constitución a la papelera, con la ayuda de los juristas sanchistas encabezados por Conde-Pumpido»

No hay que darle muchas vueltas: la independencia. El resto es instrumental. Hace mucho tiempo que defiendo que un nacionalista, como sucedía con Pujol, es un independentista a la espera de una oportunidad para acabar con España. Las transferencias de competencias y los recursos presupuestarios son etapas para debilitar la presencia española en Cataluña o el País Vasco. Por supuesto, quieren romper, pero sin salirse de la UE y drenando los recursos del resto de comunidades autónomas en su beneficio. Nunca se habla de la balanza comercial. Es algo que ha tenido muy clara la burguesía catalana desde hace siglos. Las Cortes, incluso durante la dictadura, han sido un instrumento para obtener pingües beneficios. Las oleadas migratorias del siglo XX sirvieron para disponer de una mano de obra a buen precio. Algunos de los hijos son ahora gozosos dirigentes de Junts o ERC. Es el complejo del emigrante que sufrían los actuales dirigentes del PSC con apellidos que no tienen una raíz catalana. Necesitaban ser aceptados por los pijo progres y los niños ricos de provincias.

El PSOE conseguía los votos en Cataluña y los líderes del PSC controlaban el partido hasta que se produjo la rebelión de Montilla, Iceta, Sala… La encrucijada actual es muy favorable para Puigdemont y Junqueras, a pesar de su retroceso en las urnas, porque Sánchez está dispuesto a tirar la Constitución a la papelera, con la ayuda de los juristas sanchistas encabezados por Conde-Pumpido. El problema es que no se fían del candidato socialista salvo que tenga como incentivo el miedo a perder La Moncloa. Esto explica que hayan aprobado en el Parlament reclamar un referéndum a cambio de la investidura. Lo mejor ha sido el PSC intentando sacar pecho con la amenaza de repetir las elecciones. Una comedia bufa. En realidad, no quieren elecciones porque estoy convencido de que las pierden. Puigdemont y Junqueras, que van de la mano, aunque no se soportan, no quieren ser acusados de traidores. Por su parte, Sánchez no puede dar lo que no tiene. Es decir, puede asumir la indignidad de la amnistía, pero ayudar a romper España es demasiado, incluso, para él.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)