El canto del cuco

La reconstrucción de la izquierda

Mientras Pedro Sánchez continúe en activo, seguirán las divisiones y los enfrentamientos

Amanece el nuevo año con niebla en las mesetas, en Madrid y en las cabezas de los políticos. No hay visibilidad. En estas circunstancias, tan peligroso es girar a la derecha como a la izquierda. Nos esperan la cuneta o el barranco. Es una tentación recurrir de nuevo a aquella exageración de Ortega: «Ser de izquierda es, como ser de derecha, una de las infinitas formas que el hombre puede elegir para ser imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral». Pero, en fin, hoy la izquierda en España está más descompuesta y desorientada que la derecha. La derecha tiende a reunificarse bajo el suave cayado del gallego Alberto Núñez Feijóo, mientras la izquierda se rompe y se disgrega, cada vez más, bajo el errático mandato de Pedro Sánchez, el político que divide y enfrenta todo lo que toca.

Distinguimos entre la niebla cuatro ramales en la izquierda: el «sanchismo», aún dominante, que recoge, desfigurada, la herencia del antiguo PSOE; el tinglado variopinto de Yolanda Díaz al servicio de Sánchez desde la extrema izquierda, donde se cobijan la mayor parte de los comunistas perdidos en la niebla de la Historia; Podemos, o lo que queda de la antigua formación de Pablo Iglesias Turrión, excluido del paraíso, despechado y con ansias de venganza; e Izquierda Española, la novedad del año, de espíritu jacobino, que rechaza las alianzas con los nacionalistas, no comulga con Sánchez y pretende reagrupar al socialismo histórico. Las consecuencias de esta división de la izquierda empezarán a notarse en primavera con las elecciones europeas y, puede que antes, con los resultados de Galicia. Ya lo adelantan las encuestas.

La reconstrucción de la izquierda, tan hemipléjica y descompuesta ahora, es el principal reto político al comenzar el año. Parece difícil. Tendría que hacerse sobre los cimientos de la socialdemocracia que rige en Europa y que cada día se diluye más aquí. El giro oportunista y radical de Pedro Sánchez y sus alianzas, para sobrevivir, con las derechas nacionalistas de la periferia, que llama progresistas, lo incapacitan para llevar a cabo esta importante empresa. Sólo su desaparición de la esfera pública, opinan muchos, hará esto posible. Mientras Pedro Sánchez continúe en activo, seguirán las divisiones y los enfrentamientos. No sólo en la izquierda. Es inútil atribuir la causa de la discordia que padecemos a los desatinos, ciertamente lamentables, de la extrema derecha, como quieren los sanchistas. Es el sanchista Sánchez, según amplio consenso, el causante principal del desbarajuste. Sobrevive él mientras la niebla ensombrece el paisaje de la izquierda y el de España.