Opinión

Rusia y la guerra: Ucrania y Fátima

«Mañana 20 de febrero es una fiesta de singular importancia para el mundo y la Iglesia entera, no solo la católica»

Mañana 20 de febrero es una fiesta de singular importancia para el mundo y la Iglesia entera, no solo la católica, por su vinculación con uno de los acontecimientos de mayor dimensión profética de los siglos XX y XXI. Es la fiesta de los dos hermanitos Francisco y Jacinta Marto, que desde el 13 de mayo al 13 de octubre de 1917 vieron a la Virgen en Fátima a los 9 y 7 años de edad, respectivamente, junto a su prima Lucía de 10.

Tal y como la Virgen les anunció, pronto se fueron al Cielo víctimas de la mal denominada «gripe española». Francisco falleció el 4 de abril de 1919 y Jacinta el 20 de febrero siguiente, habiendo vivido las virtudes cristianas en grado heroico pese a su corta edad. Es un caso único en la bimilenaria Historia de la Iglesia que dos menores de edad y hermanos, alcancen juntos y en un mismo acto la gloria de los altares, en una prueba evidente de su santidad y de la veracidad de las apariciones, de las que Lucía quedó como testimonio para la Historia.

El Papa san Juan Pablo II los beatificó conjuntamente en Fátima el 13 de mayo de 2000 y el Papa Francisco los canonizó en 2017 también allí durante el centenario de las mariofanías.

El mensaje que la Virgen les trasladó el 13 de julio se conoce como el «Secreto de Fátima», y fue «dividido» en tres partes por su diferente contenido y plazo fijado por Ella para revelarlo. Los dos primeros secretos se dieron a conocer en 1941 tras desencadenarse la II Guerra Mundial como le había profetizado a Lucía en 1929 en Tuy, donde profesaba como religiosa Dorotea, antes de ingresar en el Carmelo de Coímbra. El más famoso, el «Tercer Secreto», se anunció en el mismo acto de su beatificación en 2000. Lo más importante del mensaje es que, como les dijo en 1917 y reafirmó Jacinta en el lecho de muerte, «las guerras son consecuencia de los pecados de los hombres». Lucia había escrito que si no había conversión llegaría «una guerra mayor» que la Primera Guerra Mundial que se desarrollaba durante las apariciones.

El año 1917 fue el del triunfo de la Revolución bolchevique, y la Blanca Señora «más brillante que el Sol» les dijo que sin conversión o sin la consagración de Rusia a Su Inmaculado Corazón por parte del Papa en comunión con «todos los obispos del mundo», no se evitaría la guerra y «Rusia extendería sus errores», el comunismo entonces. Rusia y la guerra remiten a Fátima. Eso hoy es Ucrania.