Sin Perdón

Sánchez, un aspirante a autócrata en la UE

«Ha puesto el Estado a su servicio y solo le falta controlar el Poder Judicial»

Nadie se puede ofender si constatamos que se comporta como un auténtico autócrata. La izquierda mediática puede decir que le cosificamos, pero la realidad es tan evidente como inapelable. Le podemos definir, también, como un aspirante a déspota o sátrapa sin faltar a la verdad. Por supuesto, vivimos en una democracia, pero en el terreno político tenemos a un presidente que pretende ejercer por sí solo la autoridad suprema del Estado. ¿Es una exageración? Desgraciadamente, es una triste e inquietante realidad. A estas alturas ha acreditado que es un mentiroso compulsivo y quien crea que es una exageración no tiene más que acudir a la hemeroteca. No hay duda de que tiene una moral algo distraída que le lleva a convertir la mentira en un instrumento permanente de su acción política. Es lógico que nadie se fíe de él. Es cierto que no le importa lo que pensemos mientras pueda seguir en La Moncloa. Su carácter autocrático lo pudimos comprobar con la soberbia y displicencia que utilizó en la comisión de investigación del Senado. Es su trato habitual con el Poder Legislativo y tiene la suerte, además, de tener a «cariño» Armengol, su marioneta al frente del Congreso. A Sánchez le molesta la oposición y le irrita dar explicaciones. Ha puesto el Estado a su servicio y solo le falta controlar el Poder Judicial, algo que pretendía con el proyecto de ley de Enjuiciamiento Criminal y convirtiendo la acción popular en algo marginal. Con Conde-Pumpido y sus mariachis controla el Tribunal Constitucional. Esto le permite avanzar en un proceso de mutación constitucional sin necesidad de reformar la Constitución o emprender un proceso constituyente. Ese autoritarismo tiene su expresión más clara y contundente con la pretensión de gobernar con unos Presupuestos permanentemente prorrogados. Como Junts ha decidido ejercer de oposición y tumbarle todas las iniciativas legislativas, Sánchez ha aparcado su compromiso de presentar los Presupuestos. Y como buen autócrata, considera que es innecesario, porque gracias a su Sanchidad «estamos viviendo ahora uno de los mejores momentos de los últimos 45 años en términos económicos, de crecimiento, de creación de empleo, de reducción de la desigualdad». Por tanto, le sobra el Poder Legislativo, el Judicial y la propia Constitución. Es un populista de manual que aspira a la autocracia.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)