Letras líquidas

De la tercera guerra mundial a la «fauda» global

Después de una semana de consternación absoluta por la violencia que sacude Oriente Próximo, es pertinente preguntarse hasta dónde llegará la onda expansiva detonada por el atentado terrorista de Hamás

Sin duda es uno de esos casos de confusión entre realidad y ficción. Una de esas situaciones en las que lo cierto se difumina con lo inventado, el drama o la dimensión de lo ocurrido excede lo asumible y termina enviado al espacio de la fantasía para facilitar así que la razón pueda tamizarlo. Y en ese limbo, entre un mundo y otro, me pareció que encajaba la noticia de que un conocido actor israelí, Lior Raz, había participado esta semana en una operación de rescate a algunas personas que habían quedado atrapadas en la ciudad de Sderot, al sur de Israel. Dudé, en un principio, sobre su veracidad. Quizá se trataba de la reseña de alguna de sus últimas actuaciones. Pero no. La información recogía también el vídeo que el propio intérprete había colgado en sus redes sociales en las que se aprecia cómo, junto a otro voluntario, huye de una zona que está siendo bombardeada. Una muestra más de la compleja relación, tantas veces analizada, entre fábula y verdad, como un trampantojo, macabro y peligroso, que remitía a esas escenas recreadas en «Fauda», la serie de éxito internacional que Raz protagoniza y dirige, y cuyo título significa, premonitorio, caos en árabe.

Y, después de una semana de consternación absoluta por la violencia que sacude Oriente Próximo, es pertinente preguntarse hasta dónde llegará la onda expansiva detonada por el atentado terrorista de Hamás. Porque, más allá de la tragedia que desgarra, los kibutz arrasados, las vidas perdidas, las víctimas civiles e inocentes usadas como escudos en Gaza por los imitadores del ISIS, aún sin poder acotar el umbral del dolor colectivo, las incógnitas que se abren en un conflicto de raíz tan honda como compleja catalizan la desestabilización geopolítica del siglo XXI.

¿En qué medida influirá la guerra en Israel en los muy sutiles equilibrios actuales, no solo en aquella región, sino en sus alianzas y derivadas más lejanas? ¿Cómo se desarrollará la tensión del eje ruso-iraní frente a la contundente postura de Estados Unidos? ¿Cambiará en algo el destino de Ucrania? ¿Y en el polvorín sirio enquistado ya más de una década? ¿Podrá el mundo soportar esa «nueva nube en el no muy soleado horizonte da la economía», del que alerta la directora del FMI? Y estos interrogantes afianzan la incertidumbre que acompaña al tiempo contemporáneo y nos abocan a cuestionarnos si nos sobrevuela una tercera guerra mundial o si, por mucho que nos empeñemos en derivarla hacia el futuro, en realidad, algo parecido ya está aquí agazapado en forma de «fauda» global.