El trípode del domingo

Tiempo para decidir: ¿Nínive o Sodoma y Gomorra?

El siglo XX sin duda alguna ha sido un periodo que marcado por las dos y únicas guerras mundiales sucedidas hasta la actualidad

No es exagerado afirmar que el mundo en general está atravesando por momentos de confusión e incertidumbres muy significativas, lo cual es algo que acompaña desde siempre al tránsito de la humanidad por la Historia. Pero es compatible esa realidad con la evidencia de que hay periodos de más tribulación que otros en el devenir de los años y los siglos.

En particular y por ejemplo, el siglo XX sin duda alguna ha sido un periodo que marcado por las dos y únicas guerras mundiales sucedidas hasta la actualidad y con una cantidad de más de setenta millones de víctimas humanas solo en ellas dos, supera largamente la totalidad de las provocadas en todas las guerras ocasionadas en la historia de la humanidad de las que tenemos fundado conocimiento. Ello constituye a este pasado siglo en el tiempo de la mayor tributación padecida por el hombre si excluimos el diluvio universal que eliminó a la práctica totalidad del género humano y del reino animal que poblaba la tierra. Aquel fenómeno, los historiadores especializados en el estudio de la Sagrada Escritura consideran que fue una catástrofe natural narrada como un castigo en el Génesis y glosado en el Nuevo Testamento que se produjo en torno al año 2.300 antes de Cristo, es decir en torno a unos 4.320 años antes de ahora.

Sin perjuicio de las mentes particularmente ilustradas que atribuyen al género mítico todo lo narrado en la Biblia, lo cierto es que la misma Arqueología ha efectuado no pocos descubrimientos y hallazgos compatibles con ese tan singular acontecimiento natural. Esta sucinta excursión por la Historia Sagrada nos remite al Libro que da término al Nuevo Testamento, y que dará nombre al género literario conocido como apocalíptico, sinónimo de numerosas catástrofes de grandes dimensiones. No debe sorprender que ante situaciones de especial emergencia y gravedad se vuelva la atención hacia ese libro y que sus especialistas y exégetas (intérpretes reconocidos) sean solicitados para dar su opinión al respecto para discernir con autoridad los «signos de esos tiempos». Tan aventurado y excesivo resulta aventurar todo tipo de catástrofes como castigo a la humanidad ante el extravío de tantos corazones- lo que es muy actual-, como descalificar tachando de simples «conspiranoicos» a quienes advierten de esa posibilidad en base a un estudio riguroso de profecías solventes reconocidas como auténticas. Sin olvidar las revelaciones privadas de la Virgen María gozando de rigurosa credibilidad y que no escasean precisamente en la actualidad. Nínive por un lado, y Sodoma y Gomorra por el otro, son distintos ejemplos al respecto, y a elegir como respuesta.