España
Mal comienzo
Acabo de llegar a Jerez y mi llegada coincide con la celebración del primer pleno del nuevo Ayuntamiento.
Normalmente, los primeros plenos de cualquier ayuntamiento que se precie deberían ser de planificación y de intenciones, con análisis profundos de la problemática de la ciudad y las primeras soluciones que se deberían aportar para hacer una ciudad mejor, con nueva savia, pero sobre todo con una intención clara de aunar posiciones y crear un clima de confianza tanto para tus propios votantes como para el resto, pues el que gana y gobierna lo hace para todos. Y con más motivo el que no gana y gobierna tiene que tener una sensibilidad especial que debe estar llena de coherencia.
Esto es una norma fundamental en política pues se necesita el apoyo de todos para hacer en estos cuatro años que están por delante una ciudad mejor.
Parece ser que el primer pleno del pasado jueves estuvo cargado de reproches de unos contra otros y se centró en tomar decisiones, no precisamente de hacer que la ciudad vaya adelante y empiece a arreglar los problemas que a tantos jerezanos los ahogan para afrontar estos años venideros.
Muy al contrario de todo esto, se tomaron decisiones firmes de quitar símbolos y reconocimientos de otras épocas. Una ciudad se compone de su pasado, su presente y de su futuro para hacerla mejor. En el primer pleno se toma la decisión de quitar un crucifijo de la sala de plenos.
Yo podría estar de acuerdo en separar la religión de la política pero para un primer pleno creo que resulta de importancia intrascendente al lado de los problemas que tiene esta ciudad. No obstante, cuántos miles de jerezanos hay que se emocionan, rezan y lloran al ver procesionar por nuestras calles a nuestros Cristos en Semana Santa. Las letras de nuestras saetas, las de nuestras bulerías, las de nuestro arte... esto es muy grande, es el sentimiento de nuestro pueblo, son nuestras verdaderas raíces que nunca deberemos olvidar para no salirnos de nuestro propio contexto y razón de ser.
Por otro lado se decide en este primer pleno ordinario retirar el busto de D. José María Pemán, puesto con acierto en época del anterior Ayuntamiento, en un acto entrañable, como hacemos las cosas en nuestra ciudad.
Se hizo esto como reconocimiento a un escritor de fama universal que nació en nuestra provincia, que estuvo casado con una jerezana y que pasó media vida en nuestra propia tierra, en una pequeña viña llamada Cerro Nuevo a tan sólo tres kilómetros del centro de Jerez. Pero sobre todo que llevaba el nombre de Jerez allá donde estaba.
D. José Mª Pemán fue mi abuelo y tuve el gran honor de compartir muchos momentos de mi vida con él.
En Jerez escribió su gran obra, «El Divino Impaciente», en 1933. No había un momento de su vida que no llevara por bandera su jerezanismo.
Era unos de los articulistas más importantes de España asomándose a través de la tercera página de ABC todas las semanas y contando puras anécdotas de nuestra tierra con esa firmeza de letra suelta que llegaba al corazón de todos. Fue nominado para el Premio Nobel de Literatura, que casi rozó con los dedos.
Era dramaturgo universal y él mismo actuó en sus propias obras en el Teatro Villamarta, destinando todos sus ingresos a buenas obras para la ciudad. Era novelista de éxito. Hizo un programa de televisión que se llamaba «El Séneca» que interpretaba Antonio Martelo, que lo único que hacía era explicar la sabia filosofía de la gente del campo de nuestra tierra.
Era poeta con la sensibilidad que le daba el haberse criado entre nosotros y era sobre todo orador, porque sabía llegar con verdad a los corazones de muchas personas no sólo en España sino en Latinoamérica, donde era tan conocido como aquí. Era profundamente católico y en toda su obra fue coherente con sus ideas y su fe profunda. Fue una de las personas claves en traer a España la monarquía y con ella la democracia, dedicando una parte de su vida a trabajar por la causa.
Con Franco tenía discrepancias de base y fue por eso por lo que lo quitaron de presidir la Real Academia Española.
En algún momento es verdad que formó parte de algunos de los primeros gobiernos de Franco, saliendo de inmediato, por discrepancias claras con el régimen.
El Rey de España le otorgó la máxima condecoración que puede otorgar como fue el Toisón de Oro, que quitando Jefes de Estado, se pueden contar con los dedos de la mano las personas de prestigio que lo hayan recibido.
En fin, señora alcaldesa, D. José Mª Pemán hizo muchas cosas, en algunas se equivocaría pero en la mayoría supo llevar el nombre de Jerez por todo el mundo.
En resumen, Pemán fue un andaluz de la mar y de la tierra adentro, de sus gentes, de sus dichos. En su Andalucía se encerraba poéticamente cuando terminaba un trabajo y veía que tenía que tomar otra vereda. Aquí se quedaba, aquí reflexionaba y desde aquí paría:
Porque yo soy andaluz,
que es decir, con ufanía,
gran señor de la armonía
y emperador de la luz.
No fue, señora alcaldesa, ni fascista, ni misógino, ni asesino, que creo han sido algunos de los motivos que ustedes dan para cometer el grave error que en mi opinión están cometiendo.
El partido que ha ganado en Jerez las elecciones, el PP, creo que a través del profesor Javier Durá, les dejó claro las equivocaciones en las que estaban ustedes incurriendo. A pesar de todo esto usted siguió hacia adelante y se alió con IU y Ganemos. No entiendo sinceramente ese apoyo del PSOE a una causa tan injusta y basada en falsedades y en un desconocimiento total de nuestra historia.
El PSOE, un partido que tiene la experiencia de gobierno, que es estadista y que lo hizo mal o bien, pero que tuvo aciertos indiscutibles que integraron España en Europa y la hicieron caminar a la modernidad.
¿Es posible que el mantenimiento de pactos de gobierno pueda hacer cambiar tu propia esencia?
A muy pocos kilómetros, sólo atravesando la Bahía, en Cádiz, su alcalde ha sabido tener la coherencia que se requiere en estos momentos. No sólo no ha entrado a quitar el nombre al Teatro José Mª Pemán, sino que ha definido a Pemán como «un embajador de las letras». Es desconocimiento lo que ustedes tienen, o quizás falta de cultura, o es un odio al pasado queriendo resucitar las dos Españas.
¿Ha leído usted «Feria de Abril en Jerez», que es un cuadro en verso de lo que pasaba en las ferias de antes? ¿No ha oído cuando Pemán levantaba su copa de vino de Jerez y en su brindis decía?:
Beber es todo medida
alegrar el corazón
y sin perder la razón
darle razón a la vida.
Nunca hay que perder la razón, señora alcaldesa, ni faltar a la verdad con injurias y falsedades. Pemán pudo tener muchos defectos en su vida pero lo que le puedo asegurar es que fue un hombre de bien, que amó a esta tierra como estoy seguro que ustedes la aman, pero fue por encima de todo un hombre conciliador que trabajó por la unidad de todos.
Y si me permite para terminar, ocúpense de lo que ahora necesitamos que es crear riqueza, terminar con el paro de esta tierra y llevar a Jerez al sitio que le corresponde.
Refugiarse en un falso pasado lleva a la confrontación y lo único que hay contra la confrontación es la verdad y la rectificación.
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