Historias del mundo

La universidad del pastoreo

«Decenas de italianos han solicitado ser los primeros alumnos de esta peculiar escuela de futuros pastores»

Ahora que una aplicación, gracias a la inteligencia artificial, nos puede arrebatar el trabajo, ha nacido en Italia una Escuela oficial para ser pastores. 164 personas ya han solicitado ser los primeros en participar en esta suerte de universidad pionera del pastoreo.

El centro se halla en Stia, en las montañas de la Toscana. A partir de abril se impartirán cursos teóricos sobre gestión de los recursos pastables, manejo de animales de herbaje y establo, la lana, conflictos con depredadores, el papel del pastor, Política Agraria Comunitaria (la Escuela se ha realizado en el marco del proyecto LIFE ShepForBio cofinanciado por la UE)... Hasta 12 módulos a los que se suman prácticas en explotaciones ganaderas.

Tommaso Campedelli, responsable y profesor de la Escuela, me explica que hay dos tipos de aspirantes a ser pastores. «Aquellos que realmente tienen un interés específico por este trabajo» y ya cuentan con experiencia laboral en granjas o pastos alpinos. Además, «este renovado interés proviene de un panorama más amplio y generalizado». Y es que desde hace varios años, «surge un redescubrimiento, sobre todo por parte de las nuevas generaciones, del trabajo agrícola, entendido también como una oportunidad de vivir en contacto más estrecho con la naturaleza». Es más, el doctor asevera que esta es la clave para el segundo tipo de candidatos: «No tienen experiencia ni interés específico en la cría de animales, pero este aprendizaje podría representar un enriquecimiento personal. Sobre todo, se percibe como una oportunidad de cambiar de vida y de trabajo, dando prioridad quizás a valores que en la sociedad moderna son cada vez más difíciles de encontrar». Es decir, un «ritmo más lento, sencillez, contacto con la naturaleza, independencia en la gestión del propio trabajo y de la propia vida».

Campedelli reflexiona sobre esta ocupación, que se aprendía de generación en generación. «Durante años el pastoreo y la agricultura fueron vistos como un oficio pobre que había que evitar a toda costa, despreciado por las nuevas generaciones en favor de trabajos más remunerados y cómodos». Este traspaso de información, del saber hacer, entre generaciones se ha interrumpido. Lo cierto es que «quienes quieren iniciarse en este trabajo, difícilmente encuentran la forma de adquirir las competencias necesarias». De ahí que esta Escuela sea idónea. «La formación asume un papel fundamental como herramienta para contrarrestar el dramático problema del relevo generacional». Y así, de paso, no perder un oficio milenario.