Crítica de cine
«Pacto de silencio»: El falso culpable
Dirección: Robert Redford. Guión: Lem Dobbs, basado en la novela de Neil Gordon. Intérpretes: Robert Redford, Shia LaBeouf, Julie Christie, Susan Sarandon. EE UU, 13. Duración: 121. Drama
«Pacto de silencio» pretende poner al sol los trapos sucios de la extrema izquierda militante de los sesenta. ¿Qué quedó del idealismo que entendió el terrorismo como el brazo armado de la utopía marxista? ¿Qué ha ocurrido con esos «fuera de la ley» que asumieron falsas identidades para camuflarse entre la población y convertirse en ciudadanos responsables? ¿Es posible empezar de nuevo cuando se ha cometido un crimen en nombre de tus principios? Son preguntas que se formula la nueva película de Redford, y que nos hacen intuir que podría existir una verdadera reflexión sobre la muerte de las ideologías en un sistema bipartidista como el americano. Símbolo de un cierto cine, de corte liberal, que invadió la producción estadounidense en los setenta, Redford, que aquí interpreta a un abogado cuya respetabilidad enmascara su pasado de activismo político y su (inexistente) implicación en un desafortunado homicidio (involuntario), se erige en símbolo nostálgico de un modo radical de alzar la voz y cambiar el mundo. El grave problema es que Redford no asume la posible antipatía que podría generar un personaje que, en realidad, funciona como perfecto falso culpable, o como chivo expiatorio de una causa perdida, y que eso le exime de politizar en exceso su discurso, o de hacerlo contemporáneo, y por lo tanto molesto. Es decir, lo que pesa en el filme es su dimensión de «thriller» tedioso y convencional, protagonizado por un fugitivo inocente y aderezado con un «revival» amoroso, y no la complejidad de los dilemas morales de su planteamiento.
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