Restringido
Veneno Welles
Peter Biskind recupera en un libro conversaciones en las que el autor de «Ciudadano Kane» confiesa sin pudor las filias y fobias que sentía hacia actores, directores y presidentes de EE UU
Orson Welles nunca entendió por qué Katharine Hepburn no era santa de su devoción. En cambio, sí comprendía su visceral antipatía hacia Spencer Tracy, con quien la actriz tuvo una relación de 26 años (nunca se divorció de su esposa, Louise Ten Broeck Treadwell). Welles también detestaba a los irlandeses a pesar de su gran amistad con John Ford y prefería hablar con «los charlatanes de derechas antes que con los de izquierdas». Era corrosivo, ácido, ingenioso, único. Todos estos detalles se recogen en el libro «My lunches with Orson», editado por Metropolitan Books y escrito por Peter Biskind, reputado crítico e historiador de cine. En este volumen se recogen las conversaciones mantenidas durante los últimos años de vida del genio, entre 1983 y 1985, con su amigo Henry Jaglom, actor, director de cine y dramaturgo, en el restaurante «Ma Maison», el cual Welles convirtió en su oficina. Allí, la gente le llamaba por teléfono, iba a verle e incluso le dejaban recados. Si las paredes de esa segunda casa hubieran hablado...
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