Religion
Escándalo papal: ¿Qué pasó de verdad con el libro sobre el celibato?
El entorno de Benedicto XVI desmiente que diera el visto bueno a una obra sobre el celibato para presionar a Francisco. El cardenal Robert Sarah, coautor de la obra, se defiende: “Estas difamaciones son de extrema gravedad”
El libro “Desde lo profundo de nuestros corazones” que el próximo miércoles 15 de enero verá la luz en Francia no cuenta con el visto bueno Benedicto XVI. La obra, que se presenta como un texto trabajado a cuatro manos con el cardenal Robert Sarah, no cuenta con la aprobación explícita del Papa Emérito, tal y como confirma el entorno cercano a Joseph Ratzinger. “Benedicto es totalmente ajeno a esta operación editorial y mediática evidente”, sentencian los colaboradores del Pontífice alemán sin dejar margen de dudas sobre su colaboración y autoría al respecto.
En el texto que se adjudica al Papa emérito, se expresaba una defensa cerrada del celibato sacerdotal, justo en el momento en el que Francisco ultima la exhortación sobre el Sínodo de la Amazonía, que le instaba al Papa a dar pasos hacia adelante en la ordenación de hombres casados.
Esta denuncia que nace del círculo más estrecho del Papa Emérito se daba a conocer ayer por la noche. Apenas dos horas después de que diferentes medios internacionales corroboraran esta versión -desde Il Corriere della Sera a La Nación argentina, pasando por Cope-, el 'ministro' vaticano de origen guineano respondía en redes sociales. "Unos ataques parecen hablar de una mentira por mi parte. Estas difamaciones son de gravedad excepcional", relata en su cuenta de Twitter Sarah.
"Esta noche doy las pruebas de mi estrecha colaboración con Benedicto XVI para escribir este texto a favor del celibato. Hablaré mañana si es necesario", relata el purpurado, que adjunta tres imágenes de tres cartas del Papa emérito escritas a máquina y firmadas por él. En estas misivas, se corrobora que Ratzinger colabora de alguna manera en el envío de un texto al cardenal Sarah.
Una exclusiva de “amor a la Iglesia”
El diario Le Figaro publicaba este domingo un adelanto del libro, en el se recoge que Ratzinger y el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos gritaban a una sola voz parafraseando a San Agustín: “No nos podemos callar”. Esta prepublicación venía acompañada además de una entrevista con el ‘ministro’ vaticano en la que sostenía que que “la crisis por la que atraviesa la Iglesia es impresionante”. Eso sí, dejaba caer que esta nueva denuncia pública contra Francisco simplemente era un gesto de “espíritu de amor y unidad en la Iglesia”.
Al parecer, Benedicto XVI habría escrito hace meses una reflexión sobre el sacerdocio y Sarah le solicitó que la compartiera con él puesto que estaba trabajando en un libro al respecto. El Papa emérito llegó a poner a disposición del cardenal su texto, pero sin ser consciente de que acabaría formando parte de una obra conjunta. Según anuncian desde el entorno de Ratzinger, el Papa emérito tendría previsto solicitar en breve que se modifique el texto impreso para que se garantice que solo se le adjudica aquello que realmente ha sido aprobado por él.
Negar la mayor
El entorno de Ratzinger niega la mayor. Ni tan siquiera en la Santa Sede estaban al tanto ni de la preparación y menos aún de que vería la luz esta misma semana. Se habrían enterado el mismo domingo toda vez que Le Figaro se arrogó la exclusiva mundial de su lanzamiento.
Con este desmentido, se confirmaría una estrategia en la que habría participado activamente el purpurado de Guinea Conakri, con el apoyo del lobby mediático ultracatólico, para condicionar y minar la credibilidad de Francisco sirviéndose para ello del Papa emérito. Así lo hacen ver desde el entorno de Benedicto XVI que se desmarca completamente, no solo de este libro promovido por Sarah, sino de cualquier campaña de injerencia en el Pontificado de Francisco.
Relación de largo recorrido
Es cierto que entre Ratzinger y Sarah hay una cierta relación intelectual de largo recorrido, con intercambio epistolar incluido y que el purpurado africano ha visitado al anciano Papa en varias ocasiones, haciendo públicas las imágenes de sus visitas al monasterio.
Sin embargo, nunca se habría fraguado este proyecto editorial conjunto. Entre otras cosas, dado el delicado estado de salud del Papa alemán, de 92 años, que le impediría trabajar a pleno rendimiento para sacar adelante un libro de reflexiones de este calibre con la exquisitez con la que Benedicto XVI ha mimado cada uno de sus escritos a lo largo de toda su vida y que le ha valido el reconocimiento como uno de los teólogos más ilustres del siglo XXI, amén de su entrega como Obispo de Roma.
Lento debilitamiento
Como el propio Ratzinger ha reconocido en más de una ocasión que vive "en el lento debilitamiento de mi fuerza física, interiormente estoy en peregrinación hacia la Casa del Señor”. Así, se habría constatado en un reciente documental de la televisión bávara, en el que mantiene una extraordinaria lucidez, pero sí da muestras de sus limitaciones físicas: en silla de ruedas y con un hilo de voz. “No tiene fuerzas”, llegaba a afirmar ante las cámaras su secretario personal, Georg Gänswein.
Desde la renuncia de Benedicto XVI y la elección de Jorge Mario Bergoglio como Sucesor de Pedro se ha especulado con la relación que ambos mantendrían, sobre todo, después de que el Papa emérito prometiera que guardaría silencio para evitar así cualquier injerencia en relación a los escritos y medidas que pudiera adoptar Francisco.
Respeto mutuo
Así se cumplió, salvo alguna reflexión en relación a la liturgia en 2017 y un polémico texto sobre abusos sexuales y mayo del 68 que se dio a conocer hace unos meses. De la misma manera, Francisco solo ha tenido comentarios de reconocimiento hacia la figura del Pontífice alemán y no ha hecho mención crítica alguna en lo que a la gestión heredada se refiere en cuestiones tan complejas como las finanzas vaticanas o los abusos sexuales.
Ambos han mantenido hasta ahora este “pacto de caballeros”, conscientes de lo inédito que supone para la historia de la Iglesia contar por primera vez con un Papa emérito que reside a unos metros del Papa en activo.
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