Solo en San Pedro
Los contagios de la covid constriñen los oficios del Papa Francisco en Pascua
Las restricciones italianas por la pandemia impedirán que rece el viacrucis en el Coliseo
Un Papa solo, recitando el Vía Crucis ante el vacío de la Plaza de San Pedro, fue una de las imágenes de la pandemia. Ocurrió en abril del año pasado, pocas semanas después de descubrir el coronavirus, cuando medio mundo estaba en casa y todavía se miraba con dramatismo las cifras de muertos. Quizás alguno pensó que en un año todo sería diferente, un virus pasajero. Lo que más ha cambiado es la menor atención por las cifras, no tanto los números en sí mismos.
Así, con la tercera ola azotando de lleno Italia, que permanecerá completamente cerrada durante la Semana Santa, al Papa le tocará repetir experiencia. Por segundo año consecutivo, las celebraciones se desarrollarán de puertas hacia dentro, con un escaso número de invitados. Francisco se quedará de nuevo en casa, sin posibilidad de pisar Roma.
El acto vaticano más solemne tenía cita anualmente en el Coliseo romano. Allí, desde 1964, los Papas acudían ininterrumpidamente para elevar una oración por cada una de las paradas del Vía Crucis que sufrió Jesucristo. En esta ocasión, de nuevo, la liturgia tendrá lugar en la Plaza de San Pedro, que lucirá también desierta. Las meditaciones, una serie de reflexiones que acompañan las palabras del Pontífice en esta cita, les han sido encargadas a un grupo de niños de la comunidad «scout» de Foligno, en la provincia italiana de Umbría, y de la parroquia romana de los Santos Mártires de Uganda.
Francisco suele delegar esta tarea a grupos marginados o desfavorecidos, aunque este año ha querido que los protagonistas sean los más pequeños. «Palabras simples e inmediatas, pero plenamente conscientes del significado de la discriminación o la humillación, así como de la justicia o la solidaridad». Así consideran en el Vaticano el significado de la elección.
Esto será el Viernes Santo, aunque las celebraciones comenzarán oficialmente el día antes, el jueves 1 de abril. El calendario de actos arranca con la Misa Crismal, que el Papa presidirá a las 10:00 de la mañana en la basílica de San Pedro, ante un reducido número de asistentes. Esa misma tarde también se conmemorará la última cena, con una homilía en la que no estará presente Francisco, sino el cardenal decano del Colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re. Cada Jueves Santo, Bergoglio ha acudido a cárceles o centros de inmigrantes para celebrar el tradicional lavado de pies, aunque ya en 2020 pasado tuvo que cancelar este acto. Este año el Vaticano todavía no ha ofrecido ninguna información al respecto.
El Viernes Santo el Papa celebrará la Pasión del Señor en la basílica de San Pedro a las 18:00 horas, mientras que el Vía Crucis comenzará tres horas más tarde. El sábado se producirá la tradicional procesión dentro del mismo templo para celebrar la Vigilia Pascual; mientras que el Domingo de Resurrección el Papa presidirá la Misa de Pascua y concluirá con su bendición Urbi et Orbi ante la Plaza de San Pedro. La Semana Santa termina oficialmente en el Vaticano el lunes siguiente, con el rezo del «Regina Caeli» desde la biblioteca del Palacio Apostólico. Los miles de fieles que solían acudir a la salida del Papa al balcón de la logia central de la basílica también tendrán que esperar este año.
El Vaticano imita así a Italia, que ha impuesto severas restricciones desde hace más de una semana ante el avance de las variantes del coronavirus. La mayor parte del territorio nacional se encuentra bajo confinamiento, con todas las actividades no esenciales cerradas.
Se espera que las medidas se mantengan vigentes hasta después de Semana Santa. De este modo, al obispo de Roma no le queda más que acatar ante una nueva Pascua en familia.
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