España
Carlos Romero: «Un católico puede participar en cualquier partido político»
Presidente de la Asociación Católica de Propagandistas. «Honradez, esfuerzo, sacrificio y solidaridad» son los valores que cree que se reivindican ahora más que nunca en la sociedad
Entró en la Asociación Católica de Propagandistas de forma casual. Un día vio una foto de un amigo marino en «El Diario de Cádiz». Fue a un acto y allí le preguntó a qué se dedicaba. Hoy él es el presidente y su amigo, el secretario general. Dos marinos al frente de la agrupación de seglares católicos.
–¿Qué es la Asociación Católica de Propagandistas y qué papel desempeña?
–Es una asociación de laicos cuyo carisma es la participación del católico en la economía, los medios de comunicación, la cultura, la educación, cualquier ámbito... Nosotros incentivamos a los católicos a que estén en la vida pública. En toda España formamos parte de la asociación en torno a 640 personas, hombres y mujeres con ganas de trabajar. No hay límite de edad ni discriminación por sexo, ni por edad ni por profesión.
–¿Instan a participar desde la primera línea?
–En todos los ámbitos. La voz del catolicismo no se oye en los últimos años. Alguna vez hemos escuchado alguna queja, alguna manifestación contra el aborto... La vida pública es algo mucho más amplio. Animamos a estar ahí no con idea de que todo el mundo sea católico, sino para que nuestra forma de ser se plasme en la forma de actuar.
–¿Y qué puede aportar un católico a la economía, la política o la educación?
–Valores que podría defender cualquier persona normal pero que ahora se están reivindicando como son la honradez, el esfuerzo, el sacrificio, la solidaridad. Son principios de siempre y ahora viene otra gente con la bandera de la solidaridad, pero llevamos 2.000 años hablando de esto. Cáritas hace una labor inmensa y lo hace de forma callada, generosísima, indiscriminada... La labor del político es fundamental en una sociedad como ésta. Tiene que trabajar por el bien común y cuando no se hace caemos en la corrupción. Pedimos a la gente joven que no rechace la política porque es fundamental.
–¿Irían mejor las cosas en España si los católicos estuviesen más activos?
–Desde luego, pero no por obligar a nadie a que sea católico. La fe no se impone, se propone. Se trataría de llevar lo que somos a todos los ámbitos. La caridad, por ejemplo, se puede aplicar a la economía o en cualquier empresa. Nosotros somos dueños del CEU y nuestras universidades son abiertas, quien quiera venir puede pasar. Proponemos valores que son fundamentales para que nuestros alumnos se gradúen y se formen en los valores del humanismo cristiano.
–Este año su congreso está centrado en la política. ¿Por qué han pensado en abordar esta temática?
–Éste es un año eminentemente electoral, así que pensamos en darle esa orientación. Con la que está cayendo hay que hablar de responsabilidad, de regeneración democrática, de bien común, y empezamos a preparar y a buscar ponentes que pudieran dar luz a todo esto. Buscamos un poco de todo, gente algo más madura, otros más jóvenes. Este año pensamos en Antonio Garrigues Walker para presentar el congreso. Y en esta ocasión la inauguración corre a cargo del presidente.
–¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir?
– Que los católicos somos buena gente, intentamos hacer las cosas lo mejor posible pensando en el bien común, no somos peligrosos. Somos personas con las que se puede hablar, debatir y llegar a acuerdos. Puede que algún partido tenga algún principio que no concuerda con nosotros, aunque un católico lo que tiene que intentar es cambiar eso porque si nos ponemos muy estrechos a lo mejor no podemos estar en ningún partido.
–¿Un católico puede estar en cualquier partido?
–Sí, pero defendiendo sus principios. El católico no tiene por qué ser de izquierdas o de derechas. Es de lo que crea conveniente. Siempre digo que me encantaría que hubiera muchos comprometidos en todos los partidos. Los católicos nos limitamos a protestar en nuestro círculo más o menos amplio, familiar, de amistades, en el trabajo y yo siempre digo: ¿y después qué? Hay que participar. ¿Cómo? Entrando en los partidos políticos. Esto no se hace en media hora. Es una labor de mucho tiempo porque los partidos, como consecuencia de la no participación, no sólo de los católicos sino de los no católicos, se han profesionalizado. Ahora entra un chaval joven, le ponen un sueldo y ha dejado de protestar dentro del partido. Hará lo que le digan. Eso es terrible. Siempre tendrá que haber profesionales dentro de la política, que vivan de eso toda la vida. Eso es inevitable, pero debería haber mucha más gente que estuviera en la política de paso. Cuánta gente válida hay por ahí a todos los niveles que podría dedicar un periodo de su vida a la política.
–Tal y como tenemos organizada la vida parece difícil esto que propone.
–Es cierto, tenemos unos horarios terribles. Lo normal es que un trabajador llegue a su casa a partir de las 7, 8 o 9. Esto pasa en España y debe corregirse. Con unos horarios racionales aumenta la productividad de los trabajadores y eso le viene bien al empresario.
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