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¿Cómo afrontamos la realidad de los divorciados?

La Razón
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Es el protocolo habitual. Cuando se convoca el Sínodo de los Obispos, como el que se prepara para octubre de 2014 sobre la familia y la nueva evangelización, desde la Santa Sede se busca llegar a él con el mayor número de claves posibles para abordar la realidad que se aborda. El Papa Francisco ha querido en esta ocasión enviar a todas las diócesis del planeta un cuestionario que incluye 38 preguntas a partir de las cuales se busca analizar a pie de calle asuntos que preocupan a la Iglesia. Así, la Secretaría General del Sínodo de Obispos, encabezada por Lorenzo Baldisseri, mandó una comunicación a las Conferencias Episcopales a mediados del pasado mes para que ofrezcan una serie de informaciones antes de finales de este año, que serán utilizadas para preparar el documento introductorio de la reunión de prelados. Aunque es cierto que por primera vez han trascendido las cuestiones que se incluyen en el sondeo, el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi insistió ayer en que sí se trata de la «praxis» habitual. Las preguntas, eso sí, están impregnadas de esa preocupación manifestada desde el primer día de su Pontificado por Francisco, de intentar abrir camino para acercarse­ a las «periferias» a través de una renovada pastoral en parroquias, colegios y demás instituciones eclesiales. «¿Cuáles son las peticiones que las personas divorciadas que se han vuelto a casar hacen a la Iglesia a propósito de los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación? ¿Cuántas de las personas que se encuentran en estas situaciones piden estos sacramentos?», lanza sobre uno de los temas candentes que se abordan. «¿Cómo puede promoverse una actitud hacia la opción de tener hijos? ¿Y promoverse un aumento de la natalidad?», pregunta el documento vaticano, que antes analiza las que se consideran «problemáticas inéditas» en la sociedad: el auge de las parejas de hecho que no acceden al matrimonio y a veces excluyen la idea, las uniones entre personas del mismo sexo, «a las que no pocas veces se consiente la adopción de hijos», o las familias monoparentales como «formas de feminismo hostil a la Iglesia». También se hace eco del fenómeno de los vientres de alquiler. Con este panorama, el texto plantea que «si, por ejemplo, se considera sólo el hecho de que en el actual contexto muchos chicos y jóvenes, nacidos en matrimonios irregulares, podrían no ver nunca a sus padres acercarse a los sacramentos, se comprende cuán urgentes son los desafíos para la evangelización de la situación actual». En este desafío lanzado desde la Santa Sede también se hace eco de otra de las preocupaciones del Papa, al apuntar la necesidad de proponer ideas para llegar a tantas «personas heridas».