Crisis migratoria en Europa

El Papa a los rescatadores españoles en el Mediterráneo: «Gracias por encarnar la parábola del Buen Samaritano»

A los rescatados, el Papa les envió «su solidaridad y aliento, ya que conozco bien las tragedias de las que se están escapando».

El Papa Francisco, en una imagen de archivo
El Papa Francisco, en una imagen de archivolarazon

El Papa ha dedicado unas palabras en español a los rescatadores españoles que rastrean el Mediterráneo para salvar la vida de los migrantes que viajan a la deriva

El Papa Francisco se dirigió expresamente a los socorristas españoles que salvan vidas de inmigrantes en el Mediterráneo y les animó a que sigan siendo testigos de la esperanza en un «mundo reacio a compartir», durante la misa en San Pedro que dedicó hoy a los inmigrantes.

A la misa de hoy asistieron unas doscientas personas, entre refugiados y cooperantes que trabajan en la acogida, entre los que estuvo una representación de la ONG española Open Arms, incluido su fundador, Óscar Camps.

«Quise celebrar el quinto aniversario de mi visita a Lampedusa con ustedes, quienes representan los socorristas y los rescatados en el Mar Mediterráneo», dijo Francisco al dirigir tras su homilía unas palabra en español «directamente a los fieles llegados de España».

Continuó expresando a los socorristas el agradecimiento «por encarnar hoy la parábola del Buen Samaritano, quien se detuvo a salvar la vida del pobre hombre golpeado por los bandidos sin preguntarle cuál era su procedencia, sus razones de viaje o sus documentos»

«Simplemente decidió hacerse cargo y salvar su vida», añadió.

Mientras que a los rescatados, el Papa les envió «su solidaridad y aliento, ya que conozco bien las tragedias de las que se están escapando».

«Les pido que sigan siendo testigos de la esperanza en un mundo cada día más preocupado de su presente, con muy poca visión de futuro y reacio a compartir, y que con su respeto por la cultura y las leyes del país que los acoge, elaboren conjuntamente el camino de la integración», les dijo.

La misa de hoy, en un ambiente íntimo, rememoró la visita que el pontífice hizo el 8 de julio de 2013 a Lampedusa, lugar de dramáticos naufragios en los que murieron cientos de inmigrantes en su travesía desde África a Europa.

Entre los presentes también había asistentes del centro Astalli, de los jesuitas, con un grupo de 40 refugiados, entre ellos marfileños, nigerianos, iraquíes, somalís, y nigerianos, que «han huido de la guerra y las persecuciones tras haber afrontado un largo viaje a través del desierto y del mar en manos de los traficantes» de seres humanos. EFE