Iglesia Católica

El Papa pide usar la misericordia contra «un río de miseria»

Francisco reivindicó en la Jornada Mundial por la Paz que la sociedad no sea indiferente contra los males del mundo y que se preste una mayor atención al «hermano y la hermana que nos necesitan»

El Papa abre la puerta Santa de la basílica de Santa María la Mayor
El Papa abre la puerta Santa de la basílica de Santa María la Mayorlarazon

Francisco reivindicó en la Jornada Mundial por la Paz que la sociedad no sea indiferente contra los males del mundo y que se preste una mayor atención al «hermano y la hermana que nos necesitan»

A pesar de que el primer día del año es festivo para la gran mayoría de la gente, el Papa Francisco, a sus 79 años recién cumplidos, vivió una de sus jornadas más atareadas. El argentino comenzó 2016 celebrando dos misas –una por la mañana y otra por la tarde con apertura de Puerta Santa incluida– y el Ángelus desde la plaza de San Pedro.

La Iglesia celebró ayer dos días importantes: por un lado, la solemnidad de María, y por otro, la Jornada Mundial por la Paz. En la misa que presidió a las 10 de la mañana en la basílica de San Pedro, el Pontífice se preguntó cómo es posible que perdure la opresión del «hombre contra el hombre» y hasta cuándo la «maldad humana seguirá sembrando la tierra de violencia y odio, que provocan tantas víctimas inocentes».

«Un río de miseria, alimentado por el pecado, parece contradecir la plenitud de los tiempos realizada por Cristo», añadió durante la misa, en la que pidió por la paz y por la solución a los principales conflictos que están activos en el mundo. No obstante, el Papa añadió que «este río en crecida nada puede contra el océano de misericordia que inunda nuestro mundo», por lo que «todos estamos llamados» a vencer la indiferencia «que impide la solidaridad».

Francisco defendió entonces que, «donde no puede llegar la razón de los filósofos ni los acuerdos de la política, llega la fuerza de la fe que lleva la gracia del Evangelio de Cristo, y que siempre es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos». Y éste es el principal motivo por el que «la gracia de Cristo nos empuja a cooperar con él en la construcción de un mundo más justo y fraterno, en el que todas las personas y todas las criaturas puedan vivir en paz, en la armonía de la creación originaria de Dios», dijo antes de poner a la Virgen María como modelo a seguir.

Después, desde la ventana del estudio del palacio apostólico y ante miles de fieles que se reunieron en el interior de la famosa columnata de Bernini, Francisco ofreció algunas claves para lograr la paz y que 2016 sea «un poco mejor».

«La paz, que Dios Padre desea sembrar en el mundo, debe ser cultivada por nosotros, pero no sólo, porque debe ser también conquistada». «Esto implica una verdadera lucha, un combate espiritual que tiene lugar en nuestro corazón», añadió. Francisco manifestó que la paz tiene diversos enemigos, y que entre ellos, además de la guerra, está la «indiferencia, que hace pensar sólo en sí misma y crea barreras, sospechas, miedos y cerrazones».

Pero Bergoglio quiso lanzar un mensaje de esperanza para el nuevo año que ha comenzado y pidió a todos renovar «el deseo de que aquello que venga sea un poco mejor». «Es, en el fondo, un signo de esperanza que nos anima y nos invita a creer en la vida. Sabemos que con el año nuevo no cambiará todo y que muchos problemas de ayer permanecerán también mañana», dijo.

El Pontífice piensa que este nuevo año es necesario descubrir que «el rostro de Dios hace nueva la vida» porque «es un Padre enamorado del hombre, que no se cansa nunca de recomenzar de nuevo con nosotros para renovarnos». Sin embargo, Francisco advirtió que Dios «no promete cambios mágicos, Él no usa la varita mágica», sino que «ama cambiar la realidad desde dentro, con paciencia y amor; pide entrar en nuestra vida con delicadeza, como la lluvia en la tierra, para traer fruto».

En este contexto, el Santo Padre aprovechó para denunciar que «a veces estamos tan inundados de noticias que nos distraemos de la realidad, del hermano y de la hermana que nos necesitan», y pidió prestarles más atención.

Por la tarde, Francisco dejó los muros vaticanos para acercarse hasta la basílica de Santa María la Mayor y abrir la Puerta Santa con motivo del Año Santo de la Misericordia. Es la cuarta Puerta Santa que abre después de hacer lo mismo en la catedral de Bangui, capital de República Centroafricana, en la basílica de San Pedro para inaugurar el Año Santo y la de San Juan de Letrán, también en Roma. «Para nosotros, María se convierte en un icono de cómo la Iglesia debe extender el perdón a cuantos lo piden» y «enseña a la Iglesia que el perdón ofrecido en el Gólgota no conoce límite», dijo en la homilía de la misa que ofició a continuación. «No lo puede detener la ley con sus argucias, ni los saberes de este mundo con sus disquisiciones», sentenció.