La renuncia de Benedicto XVI
José Rdez. Carballo: «El Papa no concibe la Iglesia sin vida religiosa»
MINISTRO GENERAL DE LA ORDEN DE FRAILES MENORES: «La renuncia de Benedicto XVI es un acto profético y lleno de lucidez»
José Rodríguez Carballo (Lodoselo, Orense, 1953) es el Ministro General de la Orden de los Frailes Menores y el presidente de la Unión de Superiores Generales (USG), el ágora donde se encuentran las más de 200 congregaciones masculinas de vida religiosa de la Iglesia católica.
–¿Cómo ha sido la relación de Benedicto XVI con los consagrados?
–Ha mostrado interés por la vida religiosa. Lo demuestran las palabras que nos dirigió con motivo de la audiencia que nos concedió a los Superiores Generales y en una reunión que tuvo con el Consejo Ejecutivo de los Superiores Generales. Entonces dialogamos mucho. Vino a escucharnos y después nos dejó su palabra. Su amor a la vida religiosa lo manifestó en diversas intervenciones en las visitas de los obispos. Recuerdo la homilía de la Jornada de la Vida Consagrada, donde el Papa nos pidió ser memoria, asumir la «kenosis» como camino y estilo de vida, y tener valentía de testimoniar a Cristo. Al final de su homilía nos pidió que no nos uniésemos a «los profetas de desventuras que anuncian el final de la vida religiosa». Para él, está claro que no se puede concebir la Iglesia sin la vida religiosa.
–¿Qué características debería reunir el próximo Papa? ¿Debería ser de fuera de Europa?
–Ante todo, que sea un hombre de Dios y que ame la Iglesia como la ama Benedicto XVI. Que esté atento a los problemas del hombre de hoy y que proponga con valentía los valores evangélicos. También creo que debe ser una persona de diálogo con la cultura actual y con las otras religiones. A mí, que sea europeo me es indiferente. Desde la fe, estoy seguro que será el Papa que necesitamos en estos momentos.
–¿Qué destacaría del pontificado de Benedicto XVI?
–El intento de purificar la Iglesia de sus pecados. Su comportamiento ante la pedofilia y otro tipo de abusos en la Iglesia no deja lugar a dudas de su gran honestidad. También destacaría su valentía en proponer los valores evangélicos con claridad y firmeza evangélica.
–¿Qué recuerdos personales guarda de su relación con él?
–Me encontré muchas veces con el Santo Padre, tanto en audiencias privadas como en otros encuentros. Siempre lo vi muy atento, como una persona de escucha y de diálogo, humilde, sencillo y profundo. Su mirada tímida y penetrante lo decía todo. Es un padre que ama a quien tiene delante.
–¿Qué valoración hace de la renuncia de Benedicto XVI?
–Recibí la noticia con mucha tristeza, pero también pienso que su renuncia es una acto profético, valiente, lleno de humildad y de lucidez, movido por un gran sentido de responsabilidad y de amor a la Iglesia, y llevado a cabo en clima de oración. Si antes admiraba y veneraba a Benedicto XVI, ahora esa admiración y veneración son mayores. Es una persona coherente hasta las últimas consecuencias.
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